Es un obispo auxiliar, pero los que tenemos la suerte de tratar a don Santiago Gómez Sierra sabemos cuán importante es la existencia de estos compañeros de los obispos para llevar el rostro de Cristo a todos los rincones de la diócesis. Antoni Vadell era hasta ahora vicario general de la diócesis de Mallorca, y, atendiendo a los deseos del titular barcelonés, ha sido elevado a la dignidad de Pastor.
Cuando uno piensa en un obispo, se hace la idea de un señor maduro –no siempre anciano– que ha ascendido poco a poco ese cursus honorum del servicio a la Iglesia. Vadell –y Novell, obispo de Solsona– son ejemplo de pastores que, en el tiempo que les correspondía, pero mucho más jóvenes, han recibido esa encomienda de guiar al pueblo de Dios personalizado en las greyes que les corresponde.
A Vadell y a Novell se les pedirá mucho, se les exigirá mucho, pero estoy seguro de que, antes pronto que tarde, se comprobará el acierto de que puedan empezar su trabajo vistiendo la mitra que, antes que elevar su altura intelectual –que es el origen de ese ornamento– les señale como referentes para aquellos que les busquen y precisen del consuelo que un padre espiritual puede otorgarles.
Antonio Vadell, que ha servido a realidades diversas de la Iglesia y se ha fortalecido trabajando como sacerdote colaborador y consiliario diocesano de Cursillos de Cristiandad en su diócesis insular, pone ahora los ojos «en nadie más que en Él», mirando de cerca a los católicos barceloneses en tiempos de divisiones y opiniones contrapuestas acerca de lo que se llama 9-N, 1-O y en general la independencia catalana. La Iglesia no debe entender de esas divisiones, y aunque alguna que otra vez se ha señalado su proclividad a estas divisiones territoriales, hemos de ver en su cercanía a las señas de identidad y cultura de los diferentes pueblos el intento de llevar a Dios a lo más hondo de cada alma, a lo más profundo de la personalidad de cada pueblo.
Ahora que empezamos el tiempo ordinario, ahora que al fin el verano nos concede tiempo para orar, para pensar, para poner los pies donde queremos estar y no en cualquier otro sitio, conviene que también pidamos al Señor por todos esos jóvenes y menos jóvenes, que siéndolo un día lo pusieron todo en el tapete por el Evangelio. Antonio Vadell, aunque no nos lo diga, ora por nosotros desde ese lugar llamativo de obispo más joven de España. Vamos a acompañarle, desde Sevilla, en esa aventura especial, ejemplo para los que todavía se siguen sintiendo fuertes para seguir a Jesús al ritmo que marcan sus pasos. Monseñor Novell, Sevilla os pone ante su Virgen de los Reyes para que ella sea descanso y solaz en los trabajos del Evangelio. Gracias por decir sí.