El Betis ha solventado con oficio el primer tercio de la temporada, va ganando partidos fuera de casa sin necesidad de mostrar mucho y compensa así su pésimo bagaje de local, donde debe mejorar cuanto antes porque, a la larga, es en campo propio donde se hace casi siempre el mayor acopio de puntos.
Celta, Las Palmas, Sevilla y Barcelona -más el doble turno copero con el Sporting- son los partidos que quedan a los verdiblancos antes de acabar el año, difíciles compromisos que servirán a los de Mel para subir o bajar nota -de momento un bien- prácticamente en el ecuador del curso, aunque el partido más importante, tal y como están las cosas, volverá a celebrarse en los salones del Hotel Al-Andalus el próximo jueves 17 de diciembre.
Allí los béticos tienen otra cita histórica como la del pasado 23-S, cuando por vez primera desde la transformación en SAD fueron los pequeños accionistas quienes ganaron la junta. Ahora, desde el consejo legitimado por la inmensa mayoría de los béticos y de los accionistas, se redoblan lo esfuerzos y reclaman los necesarios apoyos para volver a conseguirlo, a todos los niveles, y me da que la junta del 17-D puede deparar un resultado histórico y marcar un camino ya irreversible. Es la sensación que tengo, tras cerca ya de 35 años ininterrumpidos cubriendo los avatares diarios de este club singular y centenario.