El peso político de Andalucía en Madrid

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18 feb 2017 / 22:30 h - Actualizado: 19 feb 2017 / 09:40 h.

A las puertas de la celebración del 28-F, en el que se apela por parte del gobierno andaluz a la grandeza de nuestra comunidad, hay que admitir que, en contra de los esfuerzos realizados por parte de los diferentes partidos políticos, parece que han sufrido un evidente retroceso en su presencia en los órganos de gobierno de sus respectivas organizaciones. Es verdad que la prevalencia andaluza en la actual dirección del PSOE es un hecho pero, también, el esfuerzo que han tenido que realizar para matizar ese aspecto con tal de que ese liderazgo que ejerce no se le vuelva en contra, extremo éste que no han podido evitar en modo alguno. La operación de caída de Pedro Sánchez y la gobernanza del partido hasta la elección de su nuevo secretario general, tienen un ineludible sello andaluz. Además, el proceso se culminará con unas Primarias en donde la máxima dirigente andaluza, Susana Díaz, peleará con Sánchez y Patxi López por lo que, sea cual sea su resultado final, lo cierto es que el protagonismo del PSOE andaluz está fuera de toda duda.

Es más, se sabe que lo que suceda aquí será trascendental en la contienda que libra en su seno el socialismo español. Pero la clave estará en que, al margen de quien salga ganador, progresen las principales tesis que siempre han preconizado los socialistas andaluces en favor de la igualdad de los territorios, el fin de los comportamientos insolidarios y en la implantación de un sistema de financiación autonómica justo y equilibrado. Esa centralidad política que siempre ha jugado debe seguir estando presente en la nueva etapa que han de afrontar sin prepotencias para no despertar suspicacias en otros territorios, sí, pero sin dejar atrás que sigue siendo la organización más poderosa en el PSOE. Guste o no, estamos ante una realidad más que constatada por lo que no debe haber complejos, al menos, a la hora de configurar los correspondientes órganos de gobierno del partido. Habrá que estar atentos, pues, a lo que suceda con los socialistas y su próxima cita congresual. El resto de partidos, en cambio, ya han resuelto esta papeleta con desigual suerte.

En cuanto al PP, por mucho que saquen pecho, con alguna que otra incorporación a la dirección del partido, hay que considerar que los populares andaluces pintan bien poco en la sala de máquinas del partido. Su presidente, Juan Manuel Moreno Bonilla poco menos que está levitando de forma constante ante las encuestas que le apuntan hacia un triunfo electoral, una victoria que cada vez se define con mayor contundencia en algunos sondeos. Su principal contribución al cuerpo doctrinario de su partido : un hombre , un cargo, sale más que cuestionada desde el momento en que María Dolores de Cospedal va a compatibilizar su cargo como Ministra de Defensa con su responsabilidad como secretaria general del partido. Un aspecto éste que, en todo caso, traerá cola de cara a los congresos provinciales que ahora se celebran. Pero lo más significativo es que el PP andaluz sigue teniendo a su líder natural, Javier Arenas como el principal referente, aquel que está más cerca del poder unívoco y personal que emana de Mariano Rajoy. El de Olvera aparece como un hombre fiel y de su máxima confianza. Es lo que hay y aquellos que soñaban con derribarlo de una vez por todas tendrán que esperar a otra mejor ocasión.

Con respecto a Ciudadanos, Juan Marín confirma su avance con su principal divisa por delante como es la discreción. En un partido, prácticamente, en construcción aún todavía, en torno a su líder y fundador Albert Rivera, el político sanluqueño está haciendo valer el papel que juegan en Andalucía al facilitar el gobierno de Susana Díaz con un plan muy concreto a cumplir a cambio de este apoyo proyectando así una imagen de formación útil a los andaluces algo que inquieta, en especial, a los populares. El trabajo realizado le ha reservado un lugar principal pero les queda mucho camino por recorrer todavía para alcanzar un mayor protagonismo en Ciudadanos, por ejemplo, en el debate territorial en donde Andalucía se juega mucho.

En Podemos no puede hablarse objetivamente de un mayor peso de sus representantes de Andalucía. Y eso que su principal dirigente, Teresa Rodríguez lo ha intentando con una propuesta atrevida y arriesgada para conseguir plena autonomía en la toma de decisiones objetivo que no ha llegado a alcanzar. Ni siquiera cabe admitir como un avance la presencia de Diego Cañamero en la cúpula en un paso que se ha interpretado, además, como una hábil jugada de Pablo Iglesias para restar poder a los Anticapitalistas de Rodríguez. Y con respecto a los de IU poco más que añadir salvo que parece que se conforman con la actual situación y con la idea por ellos mismos difundida que habla de Alberto Garzón como la persona que más influye en el devenir de esta formación política y, particularmente, en el mismo Iglesias. Ellos verán si es suficiente con eso.