Cuando a Antonio Mairena le preguntaban que si el buen cante era para una minoría, respondía que sí, «pero una minoría cada vez más mayoritaria». Los casos aislados de la corrupción pepera son ya todo un piélago de mierda, pero da lo mismo: en las próximas elecciones volverán a ser votados por millones de españoles, los mismos que solo ven corrupción en los otros partidos, donde también la hay. En casi cuarenta años de democracia, si esto lo es, aún no he visto que nadie de ningún partido corrupto haya convocado una rueda de prensa para decir me voy porque mi decencia no me permite estar entre ladrones. Porque son eso, rateros, chorizos que le roban al pueblo y los que le roban al pueblo deberían ser expulsados de la política por las buenas o por las malas, por vía judicial o a palos. Pero no es así, algunos llevan décadas robando o tapando a ladrones, que es lo mismo. Gobernantes enriquecidos a costa de los ciudadanos, que si un día dejan de pagar un impuesto son trincados de inmediato. Esto no da más de sí, o no debería. O lo arreglamos o nos tiramos al monte.