El respeto debido a la militancia y a Andalucía

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25 mar 2017 / 22:49 h - Actualizado: 25 mar 2017 / 23:31 h.
  • El respeto debido a la militancia y a Andalucía

Ante el inicio formal de las Primarias en el PSOE resulta obligado advertir que la contienda tiene por objetivo resolver la falta de liderazgo de este partido eligiéndose a su nuevo secretario general, nada más y nada menos. La pugna abierta da todo el protagonismo a sus militantes que con su voto determinarán el futuro de la formación a la que pertenecen sin que el trance al que se enfrentan tenga que suponer ocasión alguna para la autodestrucción o para despreciar por su condición u origen a algunos de los candidatos como pudiera ocurrir con el caso de Susana Díaz. El aviso no está de más, sobre todo, si se tiene en cuenta lo vivido en los momentos previos de esta pelea en donde se ha puesto de manifiesto una intensa campaña de desprestigio de la presidenta andaluza utilizándose su imagen en las redes sociales de forma muy despectiva algo que habría que preguntarse por qué no sucede en iguales términos con sus contrincantes, hombres cuyas respectivas figuras no han sido motivo de escarnio como sí ha pasado de una forma clara con Díaz y los ya conocidos memes que circulan por ahí.

Pero es que en el afán por cuestionarla al máximo se ha apelado a su condición de andaluza algo que lejos de ser un factor a favor de su trayectoria pretenden que se convierta en un lastre. Al parecer, la dirección del partido debe estar vedada para los socialistas andaluces que representan a ojos de estos visionarios lo peor: el ruralismo y el atraso frente la modernidad y la progresía de los socialistas de otros territorios del norte aunque rocen la irrelevancia en los ámbitos de los que proceden. Es decir, no cuentan para los suyos pero dan lecciones a los demás a pesar de que estos últimos gocen del respaldo popular y de la experiencia del gobierno y la confianza generalizada de los ciudadanos. Basta con consultar la prensa diaria para comprobar cómo se destilan verdaderos desprecios sólo con el único propósito así de restar validez y credibilidad a la candidatura de Díaz más allá de lo que en realidad se ventila aquí que no es otra cosa más que decidir sobre su idoneidad o no para asumir la responsabilidad orgánica que se dilucida en estas elecciones internas.

Es decir, los socialistas andaluces poco menos que tienen que ir pidiendo perdón por ahí por ser votados mayoritariamente por los electores a diferencia de lo que sucede con otros compañeros que no ganan en las urnas y que apenas significan nada, ni siquiera, en cuanto a número de militantes frente a la ingente masa de afiliados de la que puede presumir el PSOE andaluz. Dan la impresión, en fin, de que no gusta en esferas muy concretas que lo andaluz siga predominado sin tener en cuenta lo que ha significado tanto en la propia historia del partido como en el difícil momento que atraviesa en la actualidad.

No se trata de que Díaz se envuelva en la bandera andaluza para rechazar esos ataques sino que dejen en paz el buen nombre de esta tierra a la hora de confrontar ideas y propuestas para captar el apoyo de sus compañeros de partido. Así de sencillo y así de difícil si es que quieren jugar limpio. Todo, sin olvidar el respeto debido a las siglas a las que pertenecen ellos y sus militantes. Se observan ataques y descalificaciones que ni siquiera los más feroces enemigos de otros partidos se atreven a pronunciar tal es el grado de confrontación que ya se está registrando. Y eso que estamos sólo al comienzo de ahí que sea más que oportuno balizar el campo de juego con estas señales en favor del respeto mutuo y la consideración de unos y otros. Basar el triunfo en la fullería o las malas artes es el camino más directo a la desafección y el descrédito hacia una más que centenaria organización política que, cuanto menos, se merece el reconocimiento y cuidado de todos sus integrantes. ~