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Lunes de sueños cumplidos

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21 may 2016 / 20:53 h - Actualizado: 21 may 2016 / 20:55 h.
"Cofradías","Una luz en la ventana","El Rocío 2016"

La vida es posiblemente la única manera que tiene el hombre de encontrarse con la Virgen de la manera que conocemos en El Rocío. Indudablemente, habrá un Pentecostés en el cielo que superará con creces lo que tanto hemos soñado en los años que vivimos. Por eso hay lunes mágicos que cumplen sueños que siempre quisimos tener. Almonte es de la Virgen y la Virgen es de Almonte. Y aunque pueda sonar a ecuación manida, es la verdad que mueve a una romería que toma el nombre de universal porque llega a todos sitios. Ya lo dijo San Juan Pablo II: «Que todo el mundo sea rociero»; y debieron de escucharlo hasta en la última montaña del planeta, porque se cumple. Hay que aprender del pueblo de Almonte para ser rociero. Si no se empieza por ahí, entonces no comprenderemos que la Virgen es el medio de la gracia y la expresión perfecta de la felicidad de sentir que hay una Madre pendiente de nuestros caminos y desvelos. Más allá de los mitos y las historias, de los dimes y diretes, de lo bueno y de lo malo, siempre está Ella.

El Lunes de Pentecostés los almonteños nos regalan a su Virgen del Rocío, tan solo hay que pedir acercarse para verla cara a cara. Dejándolos trabajar, la Virgen es de todos en el momento en que la miras a los ojos y comprendes que ha merecido la pena todo lo que pasó, porque el destino quiso que por la mañana el tiempo se parara en una eternidad de rezos y plegarias. La Madre sonríe al alba y estrecha los corazones que al son de las medallas, forman ese hilo de campanas venidas de todas partes.

Es la hora de las ilusiones, de las lágrimas, de la recompensa de todo un año esperando. El momento de quien la cuida, de quien a través de un objetivo la retrata para saber que se va a quedar dentro del alma.

Parece que no tiene medidas el sentimiento porque aquel que la conoce no es juzgado ni por los años ni por la cantidad de veces que va, solamente le pedirán cuentas del amor a la Virgen. ¿Hay algo más grande que eso?

El pueblo de Almonte, el que siempre quiso a la Virgen, el que tiene como Simpecado y como bandera, a ese niño que es un Dios gigante que nos tiene a todos en un estado permanente de felicidad. Así es que la Virgen duele, te hace llorar y reír, te obnubila y te enciende el corazón cuando parece que todo se ha terminado.

Ahora quedan muchos lunes por delante. Si cierras los ojos siempre es Lunes de Pentecostés. Si quieres conocer a la Virgen la tienes en la aldea. Pero todos los caminos conducen a la Virgen del Rocío y todos siempre pasan por Almonte. Que para eso es su patrona.