La vida del revés

El terrorismo y nuestras vidas

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13 dic 2018 / 12:28 h - Actualizado: 13 dic 2018 / 12:31 h.
"La vida del revés"
  • Ciudadanos encienden velas y escriben mensajes este miércoles en el lugar donde falleció una de las víctimas en el atentado en Estrasburgo (Francia) / EFE
    Ciudadanos encienden velas y escriben mensajes este miércoles en el lugar donde falleció una de las víctimas en el atentado en Estrasburgo (Francia) / EFE

Se nos había olvidado, pero en occidente, en oriente, al norte y al sur, estamos en peligro. El terrorismo yihadista no se había evaporado. Los malos siguen matando indiscriminadamente. Pero aquí andábamos fingiendo haberlo olvidado como si eso fuese la solución del problema. Y negar las cosas no las elimina.

El tal Chérif Chekatt estaba fichado y la policía francesa sabía que era un tipo peligroso. De hecho, ha asesinado a dos personas, ha dejado en estado vegetal a otra y envió al hospital a una docena más. Con 29 años ya ha logrado hacer una barbaridad y, seguramente, creerá en plena escapada que es una especie de héroe cuando, en realidad es un asesino, un mierda.

Pero, sobre todo, este sujeto nos ha recordado que la amenaza sigue intacta y que en cualquier momento y en cualquier lugar, esa amenaza, puede convertirse en una auténtica carnicería. Además, sin que se pueda hacer gran cosa para remediarlo.

Ahora bien, no debemos tener miedo. En realidad, el riesgo terrorista en España es muy pequeño. Es mucho más probable que alguien muera en un accidente de tráfico a que pierda la vida en un atentado terrorista. España es un país, comparado con Nigeria o Afganistán muy seguro.

El terrorismo genera caos y busca la reacción violenta y desmesurada del otro.

Los yihadistas consiguieron el objetivo cuando Bush era el presidente de Estados Unidos. Las consecuencias fueron catastróficas para todos.

El tal Chérif Chekatt nos ha recordado que la cosa sigue como estaba. Pero, al mismo tiempo, que las policías deben continuar buscando y atrapando a los malos, y que nosotros tenemos que continuar con nuestras vidas. Sin negar el problema, pero instalados en la normalidad.