¿Empotrador es machista?

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14 sep 2017 / 20:16 h - Actualizado: 14 sep 2017 / 21:27 h.

La convocatoria de un premio de relato erótico al abrigo de los actos impíos de Juan y Medio en Canal Sur, en un gesto tan obsceno como el recorte de la falda de una colaboradora, nos ha brindado una nueva polémica.

Las diatribas de toda índole siempre parten de debates lingüísticos, esto es, semánticos, no sea que me entiendan mal. Y es que el ganador del concurso se basó en el empotrador ideal en el que la carta de entrada ni está ni se le espera.

Estamos en una sociedad cada vez más perversa en imágenes y más parca en palabras, porque la que se autodenomina feminista feroz, no ha dudado en criticar al presentador, para a continuación solazarse con las acciones –que no omisiones– de lo que ella misma denomina empotrador.

Uno no puede más que sonrojarse con la impiedad sobre el humor. Quizás sea signo de una sociedad que ha perdido su frescura y su inteligencia; mientras resalta lo morboso del actor principal de los sueños imaginarios de la feminista.

Perdónenme, ¿el empotrador no era el macho alfa? ¿No era el que conoce todas las posturas de la gimnasia rítmica? ¿No era el que te sorprende con una frase –aquí no me refiero a la semántica– y un salvaje tirón de pelo, sin los acordes de la última balada de Julio Iglesias?

España lo hace todo sin transición, se acuesta monárquica y se levanta republicana. Anochece independentista y se alza jacobina. Sin ateneos libertarios y ya hasta sin Morante de la Puebla, este país se ha vuelto aburrido y predecible. Solo nos falta reinstaurar los casinos provincianos.

Debe ser que el miedo nos castra; que hemos llegado a aceptar recortes humillantes; las malas caras, las expresiones tristes y hasta la relación de Alba y Feliciano como drama novelesco.

Y es que ya sólo nos indigna vagamente la Sanidad y hasta disponemos de cuenta corriente en la Entidad catalana que más daño ha hecho a la economía sevillana. Incluso hemos aceptado como producto no alérgico la desteñida barba de Rajoy.

Pero que las feministas nos traigan al empotrador, eso no tiene precio. Déjenme soñar con esos poderes imaginarios. Ya era hora de una distracción que no sea la única victoria anual del Betis.

Nunca intuí que fueran precisamente ellas; como que un tijeretazo en RTVA pudiera resultar tan libidinoso.

A ver si Juan y Medio se anima y trae a su colega feminista feroz, para que nos ilustre qué es para ella un empotrador.