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En ‘Madris’ no entienden ‘La Peste’

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21 ene 2018 / 20:31 h - Actualizado: 21 ene 2018 / 20:33 h.

Quizás algunos en la era de la globalización y las redes sociales se haya quedado en el cine de los sesenta y no entienda lo que es capaz de contar un andaluz sobre Andalucía, lo que somos capaces de hacer sobre nosotros mismos. Quizás la Andalucía estereotipada y graciosa es una nebulosa en los ojos de muchos que nos miran desde la distancia y desde el desconocimiento. No hace falta ser andaluz para comprender esta tierra de gente amable y abierta, dicharachera y de gente enamoradiza, no hace falta tanto para entender lo que es simple y así ha sido durante décadas. Lo andaluz es algo tan poco acomplejado que es capaz de reírse de uno mismo, sino que se lo pregunten a mi amigo Toki, regente de un bar en Osuna, cuando a un inglés le dijo «perdona, no me interrumpas cuando te digo las tapas que soy tartajoso y me atranco». Jamás ese hecho hubiese sido una gracieta si el contexto no fuese una taberna andaluza donde el dueño al primero que le saca punta es a él mismo. Así somos y así nos gusta ser. Y no deber ser mal asunto cuando la imagen de Andalucía ha sido siempre utilizada para suavizar la imagen tosca de la España castellana o catalana, eso sí, a la vez que nos convierten en la España subalterna, cateta, de chachas o cocineras de la calle Orense y eso siempre nos molestó por injusto y ofensivo hacia todo un pueblo.

Alberto Rodríguez en la serie La Peste ha querido retratar la Sevilla del XVI en andaluz y parece que la finura meseteña ha puesto el grito en el cielo porque dicen no entender lo que se dice. Qué jartura que todo tenga como patrón Madrisss.