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Escándalo regio

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17 jul 2018 / 23:46 h - Actualizado: 17 jul 2018 / 19:48 h.

No me extraña que el número de republicanos en España haya aumentado de forma notable durante los últimos días. Si alguien ha dado crédito a lo que se dice en las grabaciones que se han escuchado en televisiones y radios y que se han reproducido en los periódicos (no en todos, por cierto) no tiene más remedio que ir a comprar una bandera tricolor y colgarla en el balcón. Creer lo que afirma la tal Corinna debe provocar un ataque de republicanismo extraordinario.

Hay muchos que dicen que se estaba viendo venir un desastre de estas dimensiones, que si el río suena agua lleva y ya había sonado en más de una ocasión. Otros miran estupefactos la pantalla del televisor sin dar crédito a lo que les cuentan. Y muy pocos han decidido esperar a ver qué pasa. Igual esto es una maniobra que no es tan clara como parece siendo los protagonistas los que son, pensarán. Porque la presunción de inocencia se debe aplicar al rey ¿no?, dicen.

El caso es que este escándalo es un torpedo que alcanza la línea de flotación de la monarquía española. Lo de Urdangarin ya fue lesivo. Esto, si es verdad lo que se dice en esas cintas, es mortal. La monarquía no es eterna. Ya se ha comprobado en otros tiempos. Y corre un serio peligro, tal vez mucho mayor del que podría parecer.

Si no se entienden las cosas, si las personas se sienten engañadas, la tendencia es cambiar eso que molesta. En España, ya nadie teme una república que demonizó Franco durante 40 años, el mismo que dejó preparado todo para que reinase Juan Carlos I. Una república es una forma de Estado. Solo eso. Y a estas alturas ya nadie cree que sea un infierno ni nada parecido. Así que cuidado. Todo podría ir a peor en poco tiempo.