Tengo la suerte de trabajar codo con codo con un americano de Pittsburgh que ha viajado a Nueva York más que uno de Tomares a Sevilla. He podido sumergirme en su cultura y también he pisado la Gran Manzana. Sin duda alguna, una ciudad hecha para el turista, donde muchos se quejan de la masificación, pero con tasa de paro ridículas. A veces, el peaje de la modernidad y el avance de los tiempos es inevitable.
¿Por qué les vengo a hablar de Giuliani si quiero desearle mucha suerte al bueno de Juan Espadas? Pues porque el alcalde de Sevilla tiene en su mano una oportunidad de oro. Como la que tuvo el alcalde de Nueva York cuando cogió las riendas de la urbe de los rascacielos durante más de una década. Eran los 90 y mi buen amigo Jarmell me describe Times Square, que ahora es el epicentro de luz y color de la capital del mundo, como un auténtico cruce de calles y edificios dejados de la mano de Dios, lleno de prostitución, drogas y hampa. Claro que se viajaba a los EEUU desde todo el mundo, pero se evitaba esta zona de obligado paso hacia los clásicos rascacielos o Central Park, en pleno corazón neoyorquino.
Ni corto ni perezoso, la limpia de Giuliani comenzó quitando prostíbulos, tiendas de pornografía y clubes de strippers para dar paso a un lugar más propio de Disneyland que de un centro económico y financiero. La metamorfosis de Times Square trajo consigo un boom de hoteles de lujo que influyó en las calles colindantes e hizo prácticamente desaparecer el clima de inseguridad reinante hasta finales del siglo XX.
Es por esto que Espadas tiene ahora la oportunidad de emprender esta batalla particular en Sevilla. No porque en el centro haya excesivas bolsas de pobreza, que las hay, pero toca remangarse. ¿Dónde? En la periferia, que tantos dolores de cabeza ha dado a todos los alcaldes anteriores. Mi querido amigo Juan es consciente de la necesidad de revertir las penosas estadísticas que nos hacen estar encabezando telediarios por tener los dos barrios más pobres de España: el Polígono Sur y Los Pajaritos.
Con un sector turístico en auge que ha conseguido desbancar a Palma de Mallorca, con tiendas añejas que desaparecen dando paso a pisos turísticos u hoteles de lujo, con grandes cadenas que ocupan barrios completos. En castellano castizo, con alquileres por las nubes que están ahuyentando a vecinos clásicos de barrios con sabor clásico hacia ese extraradio algo olvidado.
Amigo Juan, para ello, coja el toro por los cuernos. El talante del que haces gala, -permíteme el tuteo que siempre nos hemos tenido-, si quieres ser el nuevo Giuliani como muchos sectores progresistas te demandan, comienza por revitalizar la periferia. No podemos ser la tercera ciudad de España encabezando los barrios pobres. Ponga a trabajar con más ahínco a sus delegados para pensar un plan que le cambie la cara a nuestras vergüenzas, unida al Vacie, donde muchos iban a recoger basuras con palas y cubas prometiendo dar soluciones que nunca llegan junto a una zona de expansión como es Nuevo Torneo.
Y no te olvides, querido alcalde, que nuestro aeropuerto de San Pablo, a pesar de sus números, sobrevive como buen jabato porque el turista soporta tarifas abusivas de transporte o conexiones más propias de Kinshasa que de esa Sevilla que se nos llena la boca de epítetos recalcitrantes y postales idílicas desde la orilla del Guadalquivir. No podemos seguir soportando cruzar una avenida de Kansas City con más semáforos que adelfas tiene esta vía o una SE-30 inacabada un cuarto de siglo después, lo mismo que tardarán los cerebros privilegiados en concluir la SE-40. Es tu hora y tu último tren para con Sevilla.
PD: Tras un mes en el dique seco por trabajo, volvemos con La Verea. Cada semana, como siempre, aquí estaremos.