Los medios y los días

España es lo de menos

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26 jul 2019 / 08:36 h - Actualizado: 26 jul 2019 / 08:38 h.
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  • El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias. / Eduardo Parra - Europa Press
    El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias. / Eduardo Parra - Europa Press

Como los cines de invierno en Sevilla cuando yo era niño, el Parlamento español queda cerrado hasta septiembre, supongo que entonces habrá acuerdo de gobierno, lo cual indica que en agosto nada de vacaciones., Conclusiones del desastre:

Primera, la mayoría de estos políticos están aprendiendo, los experimentos no los hacen con gaseosa sino ya en la actividad de la alta política donde está en juego el futuro de casi 50 millones de personas, sin olvidar que nos encontramos en el seno de la OTAN y de una UE en peligro de descomposición, asaltada por los intereses asiáticos, de Rusia y de EEUU más Inglaterra. Los padres de la patria no entran en el último tercio de la corrida con la espada de verdad sino con la de madera y puede que sea mejor así porque un arma en manos de un niño es más peligrosa aún. No le hacen frente al futuro con balas de verdad sino con las de fogueo. Hay que comprender a estas criaturitas, la mayoría de las cuales aún lleva dodotis pero, claro, eso lo puedo decir yo que tengo la vida resuelta como funcionario del Estado –salvo que decidan terminar conmigo de alguna forma- pero si pienso en la cantidad de menesterosos de todos los grados y niveles que hay en España seguro que no lo verán así.

Segundo, Pablo Iglesias ha jugado a ser Lenin frente a los mencheviques de Pedro Sánchez: todo el poder para los soviets, ha dicho sin decirlo. Pero como no estamos en 1917 lo han cateado y se va a septiembre.

Tercero, los que se sientan de izquierdas ya saben lo que tienen que hacer si hay elecciones de nuevo: votar a Pablo Iglesias porque es mentira eso que le dice la derecha tradicional y la nueva, representada por el PSOE: “Usted se alinea con la derecha y la extrema derecha”. No, Iglesias se alinea consigo mismo, se abstiene de votar a los mencheviques mientras la derecha vetusta y franquista vota no. Lo que pasa es que el electorado es timorato y, como Podemos es una jaula de grillos, se inclinaría por el PSOE. Lógico.

Cuarta, Pedro Sánchez debe ya de dejar de jugar a ser de izquierdas y Pablo Iglesias, a ser socialista. Ambos son socialdemócratas, unos de derechas y los otros de izquierda, de manera que a ver si nos preparamos mejor el examen de septiembre. Por lo pronto, Sánchez ha hecho bien en no entrar por el aro bolchevique y hacerle caso al Poder que los manda.

Quinta, toda esta vergüenza ha ocurrido porque no se ha dado la unión de los partidos que dicen defender a España: PSOE, PP y Ciudadanos. Vox no es España, es el invento que Franco bautizó como España, pueden atraer sus ideas simplonas, fuera de la Historia actual, por el momento, ya que el neoliberalismo es tan codicioso y torpe y la izquierda tan inexistente, que podría resucitar en Europa al fascismo con más fuerza de la que ya tiene. Si eso pasara, yo no movería un dedo para defender la llamada democracia. Pero, claro, las tres derechas “civilizadas” por el mercado –PSOE, PP y C’s- se han pasado a España por el arco del triunfo y han dejado que triunfe el desaliento para amplias capas de la población y del mundo empresarial y económico que apenas dejará de actuar porque siempre tiene más información que nosotros.

Sexta, para que la unión PSOE, PP y Ciudadanos se hubiera producido, tendrían que modernizarse los dos últimos de los tres citados con el fin de abordar el tema catalán y vasco con perspectiva siglo XXI y no siglo XIX y siglo XX made in Franco con aquello de Una, Grande y Libre. España tiene que ser un país, pero plural, de estados, porque no son dos ni tres los que lo piden; así que 155, vale, pero no para reprimir sino para reconstruir y dialogar. Si a pesar de eso no se avienen a razones los independentistas, se trataría de palabras mayores que necesitarían una respuesta mayor, pero España es una marca internacional a dignificar, sabiendo que es un país compuesto a su vez de países, todos con un idioma principal en todos sus rincones: el castellano que es el que se habla en el mundo. Puro pragmatismo.