Los partidos ante equipos como el Real Madrid dejan siempre un pesimismo latente en gran parte de los aficionados. Para muchos, es imposible ganarles. El propio Ancelotti recordaba que ya este año, su equipo ganó dos veces al Sevilla, cierto. Como también es cierto que allá por el mes de Agosto y en la previa de una final como fue la Supercopa Europea, el propio Carletto hablaba maravillas del equipo de Unai y advertía de su peligro. Como cambian las cosas, ¿verdad? Aquella vez usted temía al ver el final de temporada de los de Emery. No sabía si habían empezado la temporada igual que la terminaron... La respuesta la tuvo en el partido, el Sevilla apenas compitió. Pero debería saber que la película esta vez es bien distinta. Poco o nada se parece este equipo al de aquel momento y lo que es peor aún, esta vez se juega tanto o más que en aquella ocasión.
Todos sabemos que el Madrid es superior y que la distancia sideral que separa a ambos en la tabla de clasificación no es una casualidad, más bien una causalidad a tantas y tantas cosas que se hacen mal en nuestro fútbol. Pero eso es harina de otro costal, que diría aquel. Aquí lo que verdaderamente importa es que para el Sevilla, hoy debe dar igual quien se ponga delante esta tarde. Ya lo dijo Emery: “los puntos del Eibar valen lo mismo que los del Madrid”. No le faltaba razón. Aludo de nuevo a ese argumento para que el sevillismo se de cuenta que, a pesar de ser el Real Madrid, los tres puntos que hoy se disputan en el Ramón Sánchez-Pizjuán son vitales si de verdad se quiere pelear como dice Pepe Castro por estar el año que viene disputando la máxima competición continental.
No hay ojana posible, ni miedos ni temores. Éste equipo debe echar casta y coraje en el verde de Nervión y sin temer a nada. Con el mismo sello que le ha llevado a mantener su fortín intacto en todo este tiempo.