Fabián sucede a Navas

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Álvaro Romero @aromerobernal1
14 may 2018 / 18:17 h - Actualizado: 14 may 2018 / 18:21 h.
"Viéndolas venir"

La tierra calma que aquí orilla el mar germina a veces seres extraordinarios que se adaptan a los triunfos de lo contemporáneo, a los éxitos mundanos del espectáculo que se lleva, verbigracia el fútbol, convertido en deporte rey gracias a un capitalismo eficientísimo que transmuta el dinero en sentimiento y el sentimiento en propaganda fide de cada patria doméstica. Los Palacios y Villafranca –pueblo lejano solo en la melancolía del tiempo amarillo–, gran despensa de la huerta que pone la mesa con la talega agradecida de su gente abierta, lleva todo el siglo XXI sosteniendo a los dos grandes equipos hispalenses, seguramente sin que ningún palaciego lo haya dicho por pudor, aunque lo pensemos todos. Pero es de justicia señalarlo, máxime ahora que el Betis se hará notar en Europa, sellando así una época en que el verdiblanco equipo de raigambre romana salía en la tele por motivos ajenos al terreno de juego. Esta redención bética se debe en buena medida a Fabián Ruiz, un chico palaciego como tantos, talentoso en su sencillez como otros, como su paisano Jesús Navas, una década mayor que él, pero con quien comparte esa capacidad de resolver problemas como un genio sin cambiar el gesto, antes de regresar a su pueblo para echar una pachanguita con los zagales... Cuando vuelven a la semilla, de donde nunca saldrán, son Jesús y Fabián, dos del pueblo con quienes el pueblo se alegra, vacunado de fanatismo.

Fabián sucede a Navas, aunque juegue en el otro gran equipo andaluz y sevillano, porque la grandeza de este fútbol nuestro no radica en los colores, que se amalgaman en el rojo sangre y en el verde campo de nuestros antepasados, sino en algo que solo se ve con el alma: que nuestros equipos se presten el testigo para ser grandes fuera de aquí con jugadores de la tierra. El Sevilla fue Navas y diez más, igual que el Betis es Fabián y diez más. Para colmo, con el hijo de Chari, nuestra Selección Española puede resarcir su injusticia con Rubén Castro.