No sé cuántas personas leen a diario La Tostá, creo que muchas, pero aunque sólo fuera una, les aseguro que ya merecería la pena escribir cada día este breve artículo de opinión. Para los que escribimos, un lector es un tesoro, alguien que se emociona con lo que cuentas, o no, porque muchos se cabrean si no están de acuerdo con tus opiniones. Dijo Virginia Woolf que «escribir constituye el placer más profundo; que te lean es solo un placer superficial». Estoy de acuerdo. De hecho, antes de que me dejaran escribir de opinión en este periódico solía hacer artículos cada día, que luego guardaba en una carpeta. Escribir, como hablar o cantar, es una necesidad vital. Un día iba en un autobús de línea de Sevilla y mi vecino de asiento estaba leyendo La Tostá en su móvil. «Este es un engreído, vaya las cosas que escribe», dijo entre dientes, y al llegar a mi destino, le di la mano y le dije: «Soy el engreído al que estaba leyendo, no deje de hacerlo». Debió sentirse muy mal, pero salí del autobús queriendo a esa persona desconocida. Un lector es un tesoro. Feliz Año Nuevo a todos.