Fin de etapa

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29 may 2018 / 19:31 h - Actualizado: 29 may 2018 / 19:32 h.
"Fin de pista"

El estrechísimo callejón sin salida en el que se adentra sin remedio el gobierno de la nación sólo está marcando un punto de no retorno. No se trata de que a Rajoy le huela el culo a pólvora. Tampoco que una larga generación de políticos de todos los colores haya vencido, de lejos, su fecha de caducidad. El asunto tiene mayor calado y marca el fin de una era política, social y hasta económica en la que, a la postre, no hemos sido tan guapos, tan buenos y tan altos como nos habían vendido.

La democracia española necesita una refundación y un descaste de políticos. El reseteo es necesario, urgente, terapeútico, higiénico... en esta defenestración global sólo se ha salvado la Corona gracias a la oportuna abdicación de Juan Carlos I, que ha dado paso a un rey ejemplarizante y ejemplar –más allá de los rifirrafes de nueras y suegras– que marcó el camino a seguir a los barandas cuando el separatismo se lio la manta a la cabeza.

Pero la clase política, una vez más, ha olvidado lo fundamental: España. Como en las postrimerías de ciertos paraísos que pretendían durar mil años ha comenzado una desaforada carrera para conservar sillas y prebendas mientras, más allá de los muros, retumban los obuses sin remedio. Y en esas estamos: se lanzan cortinas de humo y se sueña con nuevos repartos de poder que revelan la codicia y la ambición de los que quieren ganar con subterfugios lo que nunca le darán las urnas.

Suena música de Wagner. Es el ocaso de ciertos personajes que un día se creyeron dioses.