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27 abr 2017 / 07:44 h - Actualizado: 27 abr 2017 / 07:45 h.
"Feria del Libro"

Al inicio del siglo la Feria del Libro de Sevilla languidecía entre la indolencia, la falta de participación y de público, con un presupuesto exiguo aportado por el Ayuntamiento y la Junta de Andalucía.

En aquellos momentos del 2002 surge un grupo de profesionales y empresas que deciden crear una nueva Feria del Libro, a partir de la Asociación Feria del Libro de Sevilla compuesta por los diferentes sectores de la industria: editorial, libreros, distribuidoras y fundaciones. Así, un grupo compuesto por Javier Arillo, José Villa, el apoyo del propio José Manuel Lara, los dos gremios de libreros que existían en la ciudad, editoriales locales y nacionales crean e impulsan la nueva Feria del Libro de Sevilla.

Este cambio de público a privado, de organizado por la Administración a organizado por una asociación creada por empresas del sector, fue tan radical que lo inconvenientes se multiplicaban: «palitos en la rueda» que se dice. A pesar de ellos las primeras iniciativas: estabilizar las fechas del evento en función del fin de la Feria de Abril, convenio con el Ayuntamiento para el uso de la Plaza Nueva y dar un giro radical al concepto de evento comercial de bajo perfil a un evento cultural de alto nivel, de atracción del público, que generaba un ambiente de disfrutar y pasear por un espacio ordenado y que permitía adquirir libros mientras se celebraba la cultura y la primavera e incluso tomar una cerveza en el bar.

Era otro mundo y así lo entendieron los sevillanos que acudían en masa superando los cuatrocientos mil visitantes, lo que generaba unas ventas muy importantes para las librerías y resto de editoriales situadas en los stands.

Y volvieron a existir problemas de criterios entre empresas que querían hacer crecer la Feria no tanto en casetas como en actividades culturales de nivel internacional, como otras que prefieren una Feria más grande, con más casetas pero menos recursos invertidos en la creación de eventos culturales de alto nivel.

Y todo lo arregló la crisis de los últimos años en donde la Feria volvió a ser, por las carencias de presupuesto y objetivos, un evento anual de limitado interés y en donde las administraciones públicas tuvieron que cubrir la iniciativa privada que fue barrida por la crisis.

Ahora comienza un tiempo nuevo con una mejor economía y la posibilidad de que las empresas vuelvan a dirigir un evento cultural que tiene fecha y espacio fijo en la vida de la ciudad.