Parece claro que Pedro Sánchez obtendrá unos buenos resultados en las próximas elecciones generales. Por un lado, sumará más escaños que cualquier otra fuerza política. Por otro, dará la vuelta a la tendencia que se mantenía firme desde hace algún tiempo y que acumulaba los peores resultados del PSOE en la historia reciente de España. Eso sí, podría ser que, ganando las elecciones, no pudiese gobernar y eso es lo mismo que perder las elecciones. La experiencia de Susana Díaz debería servir para andar con cuidado y no vender pieles de osos antes de tiempo.
¿Por qué obtendrá estos buenos resultados Pedro Sánchez? Son varias las razones. El Palacio de La Moncloa es en sí mismo una máquina de fabricar votos para el que lo ocupa. Este es un efecto que, sin duda, está condicionando estas elecciones como sucede en cualquier otra ocasión. El uso electoralista de esos reales decretos de los viernes es otro motor que el presidente del Gobierno está sabiendo utilizar. Pero, sobre todos los demás factores, uno pesa y tiene una importancia muy superior al de los demás: Susana Díaz.
Cuando la señora Díaz, apoyada por buena parte del partido, se cargó a Pedro Sánchez y le hizo abandonar la secretaría general del PSOE; tal vez sin intuir la enorme trascendencia del movimiento táctico, logró que el PSOE se mantuviese firme en el sitio en el que siempre había estado. Nada de imitar a los partidos que llegaban nuevos, nada de pánicos políticos. El PSOE es lo que es y no se podía traicionar lo fundamental.
Ese es el origen del éxito que llega para el PSOE.
El movimiento contrario, correr hacia lo que Podemos venía ofreciendo por el extremo, hubiera sido un desastre. El mismo que podría estar ocurriendo en el lado contrario. Pablo Casado se empeña en contestar a Vox escorando al PP de forma casi suicida. Le irá mal o rematadamente mal.
Será difícil que se reconozca a Susana Díaz ese sentido de Estado que mostró y demostró tener.
Era justo decirlo.