Un tercio del censo electoral se ha negado a votar a ningún partido. Ningún medio de comunicación ha caído en la cuenta de lo que significa esta actitud, que desprecian... No han votado en el ejercicio libre de la democracia, es decir, no han dado su voto a quien no lo merecía. Ha sido un aldabonazo en la conciencia de los políticos, responsables principales de la pérdida de esperanza en la política.
¿Acaso es ser demócrata votar a favor de los corruptos? ¿Acaso es ser demócrata votar a favor de los abortistas y embusteros? ¿Acaso es ser demócrata votar en unas elecciones cuya ley Electoral está hecha para favorecer el bipartidismo y despreciar a las minorías?
No han votado los que están hasta las cejas de que les traicionen, les mientan, les roben, les manipulen... No han votado lo que ven cómo la casta política ha secuestrado a la democracia, la ha convertido en su negocio personal.
Tengamos memoria. En todas las consultas andaluzas ganó el PSOE, pero en 2004 y 2008, hizo una barriada sin pestañear... Pero resulta que entre 1998 y 2008, el PSOE vivió la gravísima crisis del caso Juan Guerra, que mantuvo en los medios de comunicación la atención puesta en los varios delitos por los que fue acusado el hermano del vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra.
Luego quedó suficientemente claro que el escándalo de corrupción denunciado durante más de ocho años no tuvo el menor impacto negativo en los votantes del PSOE. Peor aún: lo votaron más electores. ¿Y ahora qué? Pues una grandísima vergüenza social para PSOE y PP. ¡Vivan las caenas!