En la sociedad del siglo XXI son pocos los que creen en los viejos mitos e historias que parten de la leyenda o los vaticinios. Vivimos en una sociedad descreída, más preocupada de lo que se dice en una red social –en muchas ocasiones red de mentiras– que en la realidad, en el día a día. Uno de esos mitos es el del Anticristo, aquel antagonista a la figura del Mesías que debe envolver al planeta en las brumas de la duda, la inquietud, el miedo y hasta la desesperación.
El Anticristo, tal y como vaticinaban en la Biblia, podría haber nacido y estar gobernando. Los expertos ven en la figura del presidente de los Estados Unidos a ese ser perverso y malévolo que ya ha instaurado su dominio en el mundo. Llegó al poder a base de mentiras y de manipular la información, hecho demostrado con sus falsas afirmaciones sobre el desempleo o la inmigración y, posteriormente, ha manipulado a su antojo la realidad, dominando su poderoso imperio de comunicación y engañando a medio mundo.
Esto sólo puede pasar en los Estados Unidos... ¿O tal vez no? En España tenemos otros ejemplos más locales. Pero el rubio presidente americano se empeña en engañar, en no mirar la realidad de los acuerdos de París en materia de medioambiente, en provocar al desequilibrado gobernante de Corea del Norte, en crear tensión en el Mar de la China, en querer discriminar a los hermanos de México con el muro de la vergüenza, en pinchar y chinchar a Rusia o ignorar a Europa... Para muchos, nos aboca a una futura guerra de incierta ubicación (en las redes). Con todo esto díganme si no ha nacido el Anticristo: es Trump. ~