Habemus Madrugá

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25 nov 2017 / 23:07 h - Actualizado: 25 nov 2017 / 23:07 h.
"Siempre de frente"

Ha bastado un cambio de hermano mayor en La Macarena para llegar a un acuerdo –en la segunda reunión que han mantenido los hermanos mayores desde su elección. De hecho, aún no ha tomado posesión–. No será la panacea, es sólo por un año, pero es un intento en firme de buscar una solución. Y desde dentro, como quería José Antonio Fernández Cabrero, que temía que viniera impuesta por el Consejo o, «aún peor», por el Ayuntamiento.

La Virgen de la Esperanza no pasará por la que fue su sede temporal durante cuatro años, la iglesia de la Anunciación, ni siquiera por el costado del templo universitario como se barajaba en el caso de que tomara por Puente y Pellón, su principal justificación los últimos años para no renunciar al itinerario tradicional por Cuna. Un gran gesto de generosidad, prueba del aire nuevo que anunciaba Cabrero, al que el resto de hermandades no ha tenido más remedio que corresponder, aunque sea a regañadientes –«la hermandad del Calvario hace constar el perjuicio que entiende que les supone», indicaba la nota en la que el Consejo de Hermandades informaba del acuerdo–. Y es que el Calvario deberá dar un rodeo para tirar por Gravina y acceder desde Alfonso XII a la Campana. Pero, a cambio, Triana podrá avanzar todo lo que necesite, por la Magdalena y la calle Rioja para dejar el camino libre al Gran Poder. Al menos, sobre la mesa, se acabaron los tapones y los parones.

Las hermandades han hecho su parte. Salvo el Gran Poder y Los Gitanos, todas modifican su recorrido –o repiten los excepcionales del año pasado– y alteran sus horarios por el bien de la jornada. Han sido capaces de llegar a un acuerdo renunciando a líneas rojas que parecían inamovibles. Sin recurrir al cambio de orden, a romper la Concordia ni a invertir el sentido de la Carrera Oficial. No sólo ganan las seis cofradías, los seis cortejos, también debe repercutir en la seguridad de todos.

Ahora, como las corporaciones han hecho constar, le toca a los responsables públicos competentes poner todos los medios para garantizar la seguridad tanto de los integrantes de los cortejos como de los ciudadanos, del público que presencia el discurrir de estas cofradías. «De manera especial se encarece la presencia de efectivos de Policía suficientes y visibles para propiciar la prevención y disuasión de comportamientos impropios y generar la suficiente tranquilidad y confianza en todas las personas que participan en la Madrugá».

También los cofrades debemos recuperar la calma: volver a disfrutar las cofradías con normalidad, buscar el encuentro con los titulares en los nuevos recorridos o en los que siempre nos gustaron y olvidarnos, por una noche, de todo lo demás, siguiendo el ejemplo de generosidad.