España se va a gastar en los próximos años 10.000 millones de euros en armamento, porque no habrá más remedio que hacerlo: el enemigo acecha. Se podría hacer algo original al respecto sin caer en la demagogia: naquerar con los países que nos podrían invadir y acordar que esperen unos cinco años, aunque les recompensemos con alguna barbacoa dominguera o las memorias de Willy Toledo. Y esa indecente cantidad de millones dedicarla a recuperar la hucha de las pensiones. Ya puestos, se podría ahorrar en otras cosas. No pasaría nada si sus señorías los diputados y diputadas, ministros y ministras, reyes y reinas, alcaldes y alcaldesas y senadores y senadoras no cobrasen nada durante un año, como si estuvieran en el paro sin prestación por desempleo. Puede parecer una barbaridad, pero es lo que se hace en la economía real, como la mía: quitar de allí para compensar esto, eliminar gastos superfluos, ajustarse el cinturón y no pegarse la vidorra. Total, puestos a tener armas de guerrear, unos veladores darían el avío. Hablen con los senegaleses de Lavapiés. ~