La frase forma parte del legado de la Transición Española, ese período apasionante de la áspera historia de esta piel de toro en el que –no sabemos si por única vez en muchos siglos– los españolitos dejaron el garrote en el trascón y se estrecharon las manos sin poner demasiadas condiciones para mirar hacia el futuro. La sentencia fue pronunciada por Adolfo Suárez: «Vamos a elevar a la categoría política de normal lo que a nivel de calle es simplemente normal». Estaba vaticinando los cambios que iba a afrontar el país, «pasando de la ley a la ley» que algunos cuestionaron luego. Otros se han querido apropiar de la frase hace poco para arrimar el ascua a su sardina. Pero la reflexión es otra.
¿Estamos en una nueva transición? Parece que sí... aunque el interesado clima belicista de la clase política no tiene nada que ver con el auténtico pulso de una calle que contempla con ojos atónitos el espectáculo. Hacer normal lo que es normal; y lo normal es que en cualquier reunión relajada puedan coincidir amistosamente personas que piensan lo mismo aunque dividan sus votos entre tres partidos distintos. Dejaremos a un lado los extremos y nos centraremos en las tres fuerzas, tres, que podrían representar ese espectro moderado que debería representar a la inmensa mayoría de españoles.
Hacer normal lo que es normal sería mirar por el bien común de este trozo de tierra que no se merece a los que los gobiernan ni a los que pretender gobernar. Es la hora de ese pacto a tres. Sería lo normal.