Hacer política hoy, no es repetir los errores pasados

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13 oct 2018 / 09:45 h - Actualizado: 11 oct 2018 / 16:17 h.
"Tribuna"

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En las cuatro semanas anteriores he reflexionado acerca de cuatro pilares que deben de fundamentar el trabajo de la mesa de trabajo entre políticos, empresarios y agentes sociales. Esto podrá hacer posible, se trata de una propuesta, que comencemos a desarrollar una participación dinámica para dar respuesta a diversos problemas que se nos plantean. Será un proyecto conjunto alejado de los intereses particulares.

Hacer política hoy, no es repetir los errores pasados. Hacer política conlleva la intención de construir contando con las fuerzas sociales, y aquí el protagonismo empresarial junto a organizaciones del tercer sector es esencial.

No se logra entender muy bien el porqué de algunos políticos se enfrentarse al tejido empresarial, e inclusive al tercer sector. Hay que recordar que los impuestos de las actividades empresariales posibilitan la sostenibilidad del Estado del Bienestar y el Tercer Sector es un aliado muy competente para desarrollar proyectos de carácter social.

Cuando los políticos quieren ser los únicos protagonistas del tejido social comienza a existir un peligro y, no es otro, que la destrucción de la democracia. Ejemplos en nuestra actualidad existen.

Sin embargo, avanzar en el diseño de un proyecto de sociedad conjunto conlleva la voluntad de dejar que la misma, y quienes la conformamos podamos aportar nuestros sueños y esperanzas sin pretender destruir a nadie, porque la libertad existe si el hombre puede sentirse protagonista de su propio proyecto; y, desde luego, esto no significa plegarse a los proyectos particulares de los partidos políticos.

Debemos estar atentos a no dejarnos absorber y, mucho menos, manipular por las fuerzas políticas. Son necesarias y precisas en las sociedades democráticas si queremos ser países desarrollados; pero tenemos la obligación de controlarlas y saber qué pretenden realizar. Urge, desde nuestra responsabilidad como ciudadanos, conocer en profundidad lo que rezan sus programas electorales; porque, de otra manera, siempre encontraran justificación para todo lo que deseen hacer. Delegamos con demasiada facilidad nuestro voto en consignas electorales que los medios de comunicación recogen; pero es necesario leer la letra pequeña.

Trabajar en equipo conlleva ejercer la corresponsabilidad, lo cual supone implicación. La mesa de trabajo que he propuesto poner en marcha para aportar ideas, sugerencias y proyectos pretende ser un ejercicio corresponsable para ayudarnos a resolver problemas que nos afectan como ciudadanos, no solo de nuestro país, si no a terceros países.

Cerrar los ojos no es una buena solución, esto significa que otros se adueñarán de nuestra visión, y esto no deja de ser terrible, porque en nuestro nombre podrán hacer cosas con las que nosotros no estaremos identificados. Cuando nos queramos dar cuenta, podría ser demasiado tarde. De ahí que nunca renunciemos a ser corresponsables.

En la Exhortación Apostólica La Alegría del Evangelio se nos anima a no dejarnos arrastrar, al contrario, se nos invita a ser muy conscientes de nuestra realidad: “Existe también una tensión bipolar entre la idea y la realidad. La realidad simplemente es, la idea se elabora. Entre las dos se debe de instaurar un diálogo constante, evitando que la idea termine separándose de la realidad. Es peligroso vivir en el reino de la sola palabra, de la imagen, del sofisma. De ahí que haya que postular un tercer principio: la realidad es superior a la idea. Esto supone evitar diversas formas de ocultar la realidad: los purismos angélicos, los totalitarismos de lo relativo, los nominalismos declaracionistas, los proyectos más formales que reales, los fundamentalismos ahistóricos, los eticismos sin bondad, los intelectualismos sin sabiduría” (231)

Corresponsabilidad significa desarrollar un proyecto que sea ecuánime, coherente y comprometido, y para ello es necesario e imprescindible que los integrantes de la mesa de trabajo dibujen una visión que contemple un futuro real y creíble.

Cada ciudadano tiene el deber de aportar una gran dosis de corresponsabilidad. No hacen falta grandes hazañas para ello, es suficiente que en nuestro entorno nos sintamos corresponsables con quienes nos rodean. A nivel político, precisamos de personas que sientan que hacer política es servir y no atacar porque esto hace que los ciudadanos huyamos de sus esquemas y pretensiones. A nivel del tercer sector entendemos que deben de ser una fuerza positiva, que lo que trata es de colaborar, de favorecer y de proponer iniciativas y proyectos que sirvan para afianzar una sociedad participativa y respetuosa, alejada del conflicto y preparada para la convivencia. A nivel empresarial es necesario que estos emprendedores sociales comprendan que sus proyectos son un eje vertebrador para afianzar la dignificación de las personas. El trabajo es un bien necesario para que cada uno de nosotros pueda sentir que nuestro hacer ayuda a generar riqueza. De esta manera podemos afirmar que la corresponsabilidad es un camino de esperanza.

La próxima semana reflexionaré sobre la figura de Julius Nyerere por cuanto su concepción de la vida puede ser una gran ayuda para fijar la visión que la mesa de trabajo debe de proponer.