Halcones contra palomas

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24 mar 2017 / 23:35 h - Actualizado: 24 mar 2017 / 23:35 h.

Dicen que ahora van a poner halcones en la Plaza de España para diezmar la población de palomas. Palomas no sé si llegarán a comer, porque las tías están resabiadas, pero con que se coman las cotorras ya nos sentiríamos eternamente agradecidos. ¿Se imagina estar echando miguitas en el parque y que se le pose en el hombro un halcón, como a Rutger Hauer en la película esa? Claro que ahí el halcón, ¡ay, amigo!, era Michelle Pfeiffer. Es complicado. Aquí, esa función tendría que asumirla Susana Díaz en el papel de alternativa viable, que lo borda. Tenía yo un vecino que, harto de palomas, se hizo con un alcotán y lo tenía en el pretil del noveno oteando el horizonte. Bueno, decía él que era un alcotán: cualquier entendido, a la vista de aquel ser cargado de hombros, habría jurado que se trataba de un pterodáctilo mediano. Fuera lo que fuese el animalete, resultó mano de santo. De cagarse impunemente encima de las sabanas recién lavadas, esos infames pajarracos de gasoil pasaron a poner rumbo a Singapur Este, con las bendiciones y el alborozo de toda la barriada, que dejó de comprar cedés para los tendederos y con ese dinero hizo una piscina olímpica. Pero eso fue hace cuarenta años; ahora, curtidas en el machaque y la convivencia diaria con la mala leche humana, se me antoja que la única forma de vencer a una paloma sería retándola a un pulso gitano. Apostaría a que al halcón lo dejan sin tabaco en veinte minutos, pero eso no significa que no aplauda el intento. Todo lo utópico es un canto a la belleza y a la poesía. Pero como salga bien, ya está la señora de los arvejones vendiendo cartuchitos de pitracos junto a Extranjería. ¿Un halcón para acabar con las palomas? Como no sea el Halcón Milenario...