Homenaje a los pioneros de un milagro para la infancia

Hoy recuerdo los inicios de Tierra de Hombres en Sevilla, allá por el año 1997, hace ya dos décadas, cuando empezaron a venir los primeros niños a la Clínica Sagrado Corazón, siempre alojados en la primera planta

17 jun 2018 / 18:28 h - Actualizado: 17 jun 2018 / 19:44 h.
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Por Pedro Ellauri, director gerente de IENSA

Estos días he recibido un correo electrónico recordándome que el próximo 22 de junio es la fiesta bianual para recaudar fondos destinados a la Fundación Tierra de Hombres, que se celebrará en el Club Zaudín. Asistí a la edición anterior, en 2016, donde pude observar cómo el número de asistentes ha ido incrementándose notablemente respecto a las anteriores. Son ya más de mil personas, pero también llamó mi atención cómo han ido evolucionando las personas que allí se citan. Pude observar más trajes largos, más chaquetas y corbatas, más artistas que actúan desinteresadamente. En definitiva y usando una palabra para definirlo, más glamour.

Todo ello ha traído a mi memoria los inicios de Tierra de Hombres en Sevilla, allá por el año 1997, hace ya dos décadas, cuando empezaron a venir los primeros niños a la Clínica Sagrado Corazón, siempre alojados en la primera planta, más concretamente en el ala de las habitaciones 160. Le daban vida al hospital; ellos eran ajenos, no lo sabían, pero le daban vida, y tanto que le daban.

La mayoría de los niños procedían de África y había quien decía jovialmente que llenaban de color y alegría la clínica. Paseaban por todos los lugares de la mano de alguien, los encontrabas en planta, en rayos, en el laboratorio, en la cocina... realmente era su casa y como tal la transitaban. Llegó un momento que nos sentíamos vacíos sin ellos.

La capacidad de adaptación era asombrosa: igual aprendían a usar la Nintendo de entonces como a pedir una Coca-Cola. En la habitación nunca estaban solos, les acompañaban siempre las personas de Tierra de Hombres y el personal de la Clínica, incluso fuera de su jornada laboral, nunca había menos de cuatro o cinco personas con ellos.

Hubo una circunstancia que me impactó y no me resisto a relatarla. Nos dimos cuenta que uno de los niños hospitalizados siempre pedía más pan y no entendíamos cómo era posible que aquella criatura comiera tanto. Al cabo de unos días no pudimos más que preguntarle y nos confesó que no lo comía, sino que lo guardaba en su mochila para dárselo a su madre a su regreso.

Estos niños llegaban a una ciudad desconocida, con problemas de salud y, además, sin familia, por lo que todos nos convertimos en ella y ellos se convirtieron en parte de la nuestra. Eran etapas duras las que nuestra institución pasaba, pero los niños nos contagiaban su alegría y nos hacían olvidar los malos momentos.

Una vez intervenidos y ya pasado su post-operatorio de manera satisfactoria, pasaban un tiempo con familias de acogida para terminar su recuperación antes de volver a su país natal. Era tal generosidad de las familias sevillanas que Tierra de Hombres contaba con una larga lista de espera para acogerlos. Tuve la suerte de experimentarlo muy de cerca, siendo una experiencia extraordinaria para toda la familia y un drama cuando tuvo que volver a su país.

Todos estos recuerdos solo han sido una mera introducción para, desde aquí, rendir mi más sincero homenaje a todos los facultativos y respectivos equipos, así como a todo el personal de la Clínica Sagrado Corazón que iniciaron esta andadura. Cómo no destacar al Dr. Infantes y su equipo; al Dr. Cortacero y su equipo de coronario; Dr. Piñero; Dr. Ortiz Leyva; Dr. Manso; Dr. Repetto; Dr. Velayos; Dres. de las Morenas; Dr. Carmona; Dr. Rivas; Dr. Peralta; Dr. Cabezas y equipo de anestesia; Dr. García Moris; Dr. Jiménez Alcázar; Dr. Chaves; Dr. Chacón; Dr. Trujillo; Dr. Sevilla y todo el equipo y facultativos de UCI. Seguro que actuaron muchos más, pero la memoria empieza a dar ya síntomas de cansancio. Algunos de los nombrados anteriormente no se encuentran ya entre nosotros, motivo aún mayor para rendir este homenaje.

Todas estas personas fueron los pilares sanitarios en los que se asentó Tierra de Hombres en Sevilla en sus comienzos. Hoy son más de mil personas las que asisten a la fiesta y muchos los niños que son tratados gracias a la Fundación, pero especialmente hoy, y perdón por mi insistencia, quisiera rendirles homenaje en agradecimiento a todos aquellos que iniciaron este proyecto y que siempre estarán en nuestra memoria.