Iglesias y el aburrimiento claros ganadores

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23 abr 2019 / 07:17 h - Actualizado: 22 abr 2019 / 23:40 h.
"Opinión","La vida del revés"
  • Pedro Sánchez, Pablo Casado, Pablo Iglesias y Albert Rivera. / EFE
    Pedro Sánchez, Pablo Casado, Pablo Iglesias y Albert Rivera. / EFE

Hasta ahora, las elecciones se estaban decidiendo, en gran medida, en redes sociales y WhatsApp. Actualmente, casi todo pasa o se atasca por o en el filtro de Internet. Resulta definitivo, para casi todo, lo que se dice en la red. Sin embargo, la enorme cantidad de votantes indecisos que las encuestas afirman que existen, provocaba que el debate se tiñera de importancia extrema. Una gran cantidad de personas podrían tomar una decisión. Y, por ello, la batalla se intuía dura, a cara de perro.

¿Ha ganado con claridad alguien este debate? ¿Alguno de los candidatos ha cometido un error irreparable? ¿Han sido suficientes las propuestas escuchadas o se ha impuesto el ataque y la confrontación? ¿Se han escuchado cosas nuevas o ha sido más de lo mismo?

Pedro Sánchez agarrado a la justicia social partía desde ese territorio para justificar su política fiscal, por ejemplo. Ha sido su estrella. Y acusaba sin ocultarlo de mentirosos a Casado y Rivera. Es curioso que, en lugar de decir lo que van a hacer, se centraba en lo que ya han hecho. Una y otra vez, una y otra vez. Respetuoso con Iglesias por si los pactos obligan a ir por ese camino. Y recordando al gran ausente: Abascal. Mandobles para las derechas intentando dejar al mismo nivel a todos. Extrema derecha eres tú, cantaban los ojos del señor presidente al recordar a Santi.

Pablo Casado pegado al ‘y tú más’ y pegado a la grandilocuencia. Su partido ha sido lo más de lo más. Los demás no saben ni dónde tienen la mano izquierda. Nada de brillantez. Mucho señalar a Sánchez y poco más. Al final va a resultar que da más juego Cayetana Álvarez de Toledo, por lo menos hace mucho más ruido que él e incendia las redes sociales (de hecho, Pedro Sánchez se ha referido a ella). Para hacer grandes sus cosas no ha dudado en acusar a los demás de ser mediocres. Mala estrategia. Caradura, desfachatez... Palabras utilizadas y gruesas que son perdedoras.

Albert Rivera se presentaba como el futuro y colocaba a los otros en el siglo pasado. A España le hace falta alguien como Rivera decía Rivera. Los enchufados de Sánchez fueron importantes en su discurso. Pidió economía de mérito y no de enchufes. Vieja izquierda y vieja derecha son los otros. Y el calificativo de bolivariano para Iglesias. Eso que no falte. Ni la foto de los detenidos por corrupción que estuvieron en las filas del PP. Ni el ataque brutal contra el nacionalismo.

Pablo Iglesias tirando de Constitución, leyendo artículos para iniciar su discurso fragmentado por los turnos. Y, como siempre, los ricos frente a los pobres. Haciendo referencia a ‘la gente’ de forma muy astuta. Buscar al interesado y hacer suyo el discurso es infalible. Y propuestas, muchas propuestas. Algunas casi imposibles, pero propuestas. Un problema, una posible solución. Intervenciones ganadoras. Por cierto, despegándose de las políticas del PSOE de esta pasada legislatura, afeando muchas cosas que no se hicieron o se dejaron a medias. No interrumpió ni una vez mientras que sus compañeros de debate si lo hicieron. Y se mostró muy interesado en si Sánchez pactaría con C´s.

La zona más tosca llego con el problema territorial. No se escuchó una sola solución y las propuestas iban del acabar con todo o bailemos felices que aquí lo que hay que hacer es amar al prójimo. Los leñazos cuando se hablaba de España, del patriotismo (entendido de formas diversas) y de los catalanes, han sonado en Grenoble. Iglesias volvía a ganar la partida al centrarse en la convivencia, en el diálogo y en, otra vez, la Constitución. La palabra indulto se hacía protagonista por completo. Casado y Rivera se enzarzaban con las acusaciones a Sánchez. Destruyendo. Casado decía que acabaría con, por lo menos, un millón de cosas que tienen que ver con los catalanes. Sánchez instalado en que el problema es de convivencia. Nada nuevo. Propuestas, ni una. Record del mundo. Ni una propuesta en un debate con los cuatro líderes presentes.

El tono ha estado contenido casi siempre. Correoso y mucho. Y todo ha resultado aburrido. Pero aburrido de lo lindo.

Un ganador: Iglesias. ¿Le servirá de algo? Tal vez recupere algunos votos, pero poco más. Pesa más lo del chalet.

Errores irreparables: Llegar sin nada nuevo que aportar. Todos. Dudo que la capacidad de aguante de los votantes españoles tenga mucho más recorrido.

Grandes protagonistas: el insulto, la acusación, el ataque sin cuartel, la fricción y el aburrimiento.

Cosas nuevas: igual en el debate de mañana escuchamos alguna.

Ni una sola palabra sobre la cultura de este país. Vergonzoso.