Parece obligado relacionar a la mujer con un ejemplo de empresa a seguir, un espejo donde mirarse, cuando allá por 1910 Inés Rosales Cabello creaba las tortas de aceite que llevaban su nombre. Su fama fue creciendo por perseverancia y calidad, ya que las vendía una a una en mano por el Aljarafe, la Pañoleta e incluso en la estación de trenes, lo que posibilitó que llegasen a todos los puntos de España porque no paraban de comprarlas los viajeros. Hoy, un siglo después, llegan también a destinos como Estados Unidos, Canadá o Inglaterra, con un enorme éxito gracias –una vez más– a muchas mujeres que con sus manos crean a diario este singular producto.
Pero –si me lo permite el lector– faltaba algo. ¿Cómo es posible que la tortas Inés Rosales de Castilleja de la Cuesta no estuviesen presentes en Castilleja de la Cuesta? Para reponer dicha falta tenemos que hablar –otra vez- de una nueva mujer, de Juani Rodríguez, que mañana dará cumplida cuenta de algo que, aunque parezca inaudito, nunca ha ocurrido, y ello es ser profeta en su tierra o, lo que es lo mismo, abrir una tienda allí donde nunca la hubo en más de un siglo de historia.
Juani sabe bien lo que es fajarse y arremangarse, luchar y pelear por lo que cree; tenía y tiene tres sueños, ser alcaldesa de su municipio, que vuelva la fábrica Inés Rosales a Castilleja con «lo que ello supondría de empleo para su pueblo» (argumenta ella) y, abrir una tienda allí. Uno de los tres deseos mañana lo hará realidad. Para ello cuenta con una armada invencible, cuenta –una vez más– con mujeres. Desde el apoyo moral que siempre le dará su madre Consuelo (que ya fue labradora en la fábrica con tan sólo 19 años) al apoyo real y constante que le otorgarán sus socias para esta nueva andadura como son sus hijas Virginia y Cristina.
Decía Julián Marías –discípulo de Ortega y Gasset- que «lo decisivo de la ilusión es la anticipación, bien porque algo se acerque hasta mí o porque yo salga a su encuentro».
Quienes conocemos a Juani sabemos que siempre se anticipa y sale al encuentro de todo... Mucha suerte en esta nueva andadura.
Mientras tanto, ¡sé feliz!