La hermandad del Gran Poder hizo público este miércoles su informe sobre su estación de penitencia la pasada Madrugá. El mismo día habían trascendido datos de los informes del resto de las corporaciones de la jornada. Todas parecen concluir que no hubo efecto dominó, como mantiene la Policía y respalda la jueza –que mantiene a tres detenidos en prisión preventiva por temor a fuga–, puesto que las coincidencias en los tiempos avalan la teoría de cierta premeditación. Pero, sobre todo, y como habían afirmado varios testigos en estas páginas, la pelea en un bar de la calle Arfe está lejos de ser el origen de las estampidas que pusieron en jaque la noche más bella de la ciudad. En cualquier caso, estos informes, que, por supuesto, no son concluyentes, están en manos del Consejo de Hermandades, que preparará el suyo propio y conjunto para elevarlo a los responsables de la investigación, con la esperanza de que se conozcan a los autores y sus motivos, así como que cumplan ante la justicia por el daño hecho, de modo que nadie más pretenda poner en juego la vida de tantos sevillanos y visitantes que en esta noche salen a las calles a disfrutar de nuestras cofradías. Ante la aparición de estos informes, muchos han criticado que las hermandades y el Consejo jueguen a ser policías e investigadores; incluso el delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz, ha pedido que dejen a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado hacer su trabajo. Quizás ignoren estos que critican que casi todas, si no todas las hermandades, independientemente de que ocurra algo tan destacado o no, elaboran un informe interno sobre su estación de penitencia, que realiza el diputado mayor de gobierno apoyándose en el testimonio de los diputados de tramo –expresados por escrito o en un cabildo específico tras la Semana Santa–, todos los años. Estos informes suelen recoger las incidencias ocurridas durante la procesión y cualquier otra cosa reseñable. Normalmente no trascienden, pero sí sirven de base para organizar y tomar medidas de cara al año siguiente, como puede ser solicitar más presencia policial en un determinado punto que han visto que resulta conflictivo o que hay una gran concentración de público –o, como este año en la Amargura–, todo lo contrario. Estos informes, que no tienen más intención que contribuir a aclarar lo que ocurrió, sin ánimo de revancha, sino buscando una solución, y que, además, en esta ocasión, el presidente del Consejo, Joaquín Sainz de la Maza, solicitó expresamente la misma tarde del Viernes Santo a los hermanos mayores de la Madrugá, deben ser acogidos con el mismo respeto con el que se han hecho. Si confirman la teoría de la Policía, perfecto; pero, si van en contra, ¿por qué no investigar un poco más o intentar ir más allá, viendo otras posibilidades?