Para que ustedes entiendan el daño que a todos nos pueden causar quienes intentan romper Cataluña y España, sin pagar de su bolsillo los deterioros ni bajarse del coche oficial que tampoco pagan, mirémonos en el espejo británico. Dominic Cummings, uno de los principales directores y protagonistas de la campaña para pedir hace un año a sus compatriotas que votaran en favor de marcharse de la Unión Europea, ahora dice que el referéndum fue una idea estúpida como vía para buscar beneficios en la relación con Europa. Y advierte que las negociaciones entre el Gobierno de Theresa May y el Consejo Europeo garantizan un resultado desastroso para el Reino Unido, porque él se da cuenta de que importantes sectores de su economía van a salir perdiendo. Ya ven: qué guay es hacer carrera política comportándose como un irresponsable.
Cummings fue quien ideó algunos de los lemas y promesas que más se propagaron durante muchos meses, apellando al orgullo patriótico y demonizando la unificación europea. Por ejemplo, el eslogan 'Vota por la salida, toma el control', y la promesa de resolver las carencias de la sanidad pública en su país destinándole todo el dinero que su país ahora aporta a los presupuestos europeos, un promedio de 350 millones diarios. Esa cifra, a gran tamaño, encabezaba el autobús de campaña en el que los lumbreras del 'brexit' recorrían barrios y pueblos prometiendo Camelot, cuando en realidad era un camelo. Monumental demagogia que es creíble para las personas con poca información que desean entender el mundo de modo simple, y a quienes se arenga diciéndoles que la política es un sentimiento.
Los chantajistas catalanes de la sentimentalidad siempre cuentan en sus cálculos con una baza para dejar de jugar a la irresponsabilidad y apaciguarse: que el resto de España les pague una mordida por valor de miles de millones de euros, y les conceda un estatus de privilegio. Así es un gran negocio provocar conflictos y estimular el independentismo entre los jóvenes como horizonte de bienestar. Apúntate a la quimera que todo lo justifica y lo tapa. La factura la pagarán los albaceteños, los leoneses, los sevillanos, los zaragozanos y demás tontos del bote que no merecen la igualdad de oportunidades.
Demasiada gente en Cataluña chupa de ese bote, manejado desde la Generalitat. La solución nacional a la disparatada huida hacia adelante de los vividores del independentismo, que está adquiriendo peligrosos ribetes de persecución de catalanes contra catalanes, no puede consistir en llenarles más el bote. Eso es, a largo plazo, subvencionar e institucionalizar el reino de los irresponsables.