Jornadas festivas interminables

Es un verdadero quebradero de cabeza el puzle para encajar los almuerzos con tus mejores amigos, con tus primos, tus padres y hermanos, con los compañeros de trabajo, la familia política, con los compromisos varios y las reuniones sorpresa que surgen

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29 dic 2017 / 13:32 h - Actualizado: 29 dic 2017 / 13:34 h.
"'Destino Sevilla'"
  • Jornadas festivas interminables

La sonrisa en Navidad, sentimientos a flor de piel, días en que el corazón se vuelve solidario, nostálgico y alegre al mismo tiempo. Sin duda son días especiales, diferentes, en los que el calendario parece haberse vuelto loco con tantas jornadas festivas salpicadas y el desorden con respecto a la rutina que se aplica el resto del año.

Un cúmulo de obligatorios o deseados encuentros con familiares y amigos que se concentran en tres semanas y que son ineludibles, porque claro, no hay más días en el año para encontrarse, la agenda debe estar copada sí o sí en estas fechas.

Y dominarlo todo es complicado, porque no solo hay que contar con el banquete en cuestión para encajar todos los demás compromisos, sino que debes estar pendiente, llegados a una edad maravillosa, de contemplar el tiempo de recuperación que te hace falta para volver a ser persona, tras una reunión divertida cuando los brindis están incluidos, para fijar la siguiente cita.

Y si ya es un verdadero quebradero de cabeza el puzle para encajar los almuerzos con tus mejores amigos, con tus primos, tus padres y hermanos, con los compañeros de trabajo, con la familia política, con los compromisos varios, y con la prima Paca, el momentazo llega si eres afortunado por la gracia divina y tienes pareja. Porque no solo hay que meter con calzador una cena romántica, ya que no hay otra ocasión en los cientos de días restantes del almanaque, sino porque por narices hay que empezar a mover piezas y a hacer decenas de llamadas para modificar fechas ya programadas con el fin de llegar al nuevo año sin pasar por el divorcio. Porque? ¿cómo vas a ir al almuerzo con tus amigos de la infancia si ese día es la comida de los 50 primos hermanos de tu pareja que los quiere con el alma y no los ve nunca?

Duele la cabeza y hay ya un grado importante de estrés al pensar los días que aún quedan de tetris de entradas y salidas, a lo que se une unos constantes retortijones de barriga con visitas al toilette de vez en cuando por la cantidad y variedad de alimentos que tu cuerpo intenta asimilar. Porque eso sí, todo para dentro, vas a ingerir todo lo que te planten por delante sin excepción alguna, como si se fuera a acabar el mundo. Hay que hacer acopio en los estómagos como si al día siguiente no fueras a comer nada, lo cual es una gran mentira porque te vas a volver a poner hasta las mochas, pero no hay problema, el champán es digestivo y el licor de hierbas es la salvación, lo tienes todo controlado. Venga ya.

¿La juventud se lleva por dentro? La guinda a todas estas historias navideñas la pone la jornada laboral de ocho horas que tienes que realizar cada día entre comida y comida. Otra vez mentira, tu cuerpo ya no da más de sí y la carita la tienes ya desencajada porque desde que comenzó esta maratón interminable no has podido descansar tres días seguidos, que es lo que necesitas, para volver a sentirte en condiciones óptimas.

Y vamos a poner la puntillita para los que tienen hijos pequeños, los niños sin cole durante 20 días es algo fantástico porque ellos disfrutan, que se lo merecen. Claro, y tu cabeza con ese cerebro que tiene que exprimirse hasta límites insospechados para encajar también dónde y con quién los vas dejando para asistir a tus citas y al trabajo.

¿Por qué te sorprendes? Te pasa igual todos los años, y ya te digo yo que el año que viene y todos los que le siguen serán iguales. Que no, que no te engañes, que no va a cambiar nada. Hay personas que son así y se lo toman a pecho a la hora de no querer perderse nada, asistir a todo y estar en toda celebración posible.

Pues como decía al principio, la Navidad es una época maravillosa de alegría y la estás disfrutando hasta límites insospechados. Espero que tu cuerpo resista y puedas prepararte a conciencia de nuevo para los días festivos del año próximo. Uno siempre intenta superarse.