Está España pendiente de unas elecciones generales que resumen nuestro estado normal: falta de entendimiento, egoísmo y sobre todo, poco o nula vocación de servicio. Tras meses a la espera de gobierno, ahora resulta que en nuestra ciudad y desde hace ya un periodo largo de tiempo, se han politizado las campañas en las elecciones de las hermandades y cofradías. Solidez en el papel con la foto retocada de la candidatura, una preciosa lista de proyectos e inquietudes que animen al hermano a ir a la más que odiada tarde electoral donde las urnas escuecen en las salas de una casa hermandad que conoce de ir a sacar la papeleta. Se echa en falta, y cada vez más, propuestas reales y cercanas, verdades que se cumplan no de boquilla y sí con la ayuda de la razón, de la participación y de la cordialidad. Si la política ha cambiado el tono electoral en las hermandades, entonces hay que hablar de electoralismos. En donde parece que cabe todo. Hemos pasado de buscar diálogo y solvencia, a proponer varias candidaturas por el mero hecho de llegar al puesto soñado. ¿Y eso es Iglesia? Si hablo de política y cofradías, entonces déjame que te cuente cómo se rascan votos con promesas incumplibles, con mentiras, desdenes y juicios de valor, que pueden llegar a faltar el respeto. Porque parece que todo vale. Si ganas, bien. Si pierdes, pues unos años de Erasmus hasta que se te olvide el cabreo y decidas volver. O tenemos el modus oposición, voy a los cabildos y hago la vida imposible. Hay también quien se olvida que los sindicalismos, las malas gestiones y las grandes equivocaciones, deben pesar cuando te presentas. Porque estás en el camino de representar a una hermandad, con todo lo que eso significa. Si estamos hablando de esto, es porque hay verdad. Se pierde el sentido a presentarse a una junta de gobierno si no tienes tiempo, si no tienes vocación de servicio, si todo lo haces por coger la vara dorada y lo peor de todo, si estás porque tienes intereses personales, de índole económico y social. Y hay que hablar claro, porque en los bares y en las reuniones cofrades, somos demasiado ligeros a la hora de abordar muchos temas, que se nos escapan de las manos. En España, hay cuatro opciones mayoritarias para presidir el gobierno. Y en sus hermandades, pues hay casos, que tienen dos. Ustedes votan, ustedes deciden. Háganlo con responsabilidad. Y como verán no he hablado de las elecciones en la calle San Gregorio, pero pueden extrapolarlo. Si al final todo se sabe... Hasta el rabo todo es toro.