José Luis Tirado: la calle revelada. Fotografías y cortos en el espacio Santa Clara

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09 ago 2019 / 09:29 h - Actualizado: 09 ago 2019 / 09:38 h.
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  • José Luis Tirado: la calle revelada. Fotografías y cortos en el espacio Santa Clara

La fotografía, como la vida misma, no es otra cosa que una serie de momentos irrepetibles, pero a diferencia de esta y al tener la posibilidad de volver a ver las imágenes tantas veces se quiera, es también un espacio no en tanto físico sino en cuanto mental, de reflexión, y además me atrevería a decir que por partida múltiple: desde el punto y hora que se decide seleccionar un lugar o situación determinada; las devenidas de esa escena o situación que se van a repetir en el mismo sujeto que hizo las fotos –como es el caso ahora con las que ha escogido JOSÉ LUIS TIRADO para expresarse (que esa es otra)- y en todos los que tengan ocasión de verlas, de detenerse en lo que significan esos ejercicios de contemplación por la simple recreación estética, o de reflexión por ese placer a la vez sensitivo e intelectual que nos provocan las imágenes. ¿O es que acaso ya no tenemos tiempo más allá del click hecho con un móvil en la alta velocidad y baja resolución en que nos estamos convirtiendo?

José Luis Tirado: la calle revelada. Fotografías y cortos en el espacio Santa Clara

Relacionada con el pensamiento y las artes visuales, la fotografía sigue presentando muchísimas lecturas y ya no sólo porque sea científica, artística, sociológica, política en todos los sentidos de la palabra como puedan ser los de una fiesta, cualquier manifestación (ideológica, religiosa, etc.) -o puede que no- pero que fije en el consciente individual/el inconsciente colectivo, aquello que con la selección del asunto o del encuadre, se ha querido destacar.

Por esto, para quienes no conozcan la obra de JOSÉ LUIS TIRADO, esta exposición organizada por el ICAS (Instituto de Cultura y las Artes, del Ayuntamiento de Sevilla, hasta el 15 de septiembre en el Espacio Santa Clara), puede creer que sin duda él conoce extraordinariamente bien el paño: planos de una precisión geométrica tan exacta que se diría posee un obturador nanométrico en su retina, líneas de fuga y perspectiva que unidas a la profundidad y los contrastes de luces llenan los espacios o los suplen prolongando imaginariamente las formas o figuras y todo hacia donde nuestra percepción emotiva y sensorial sea capaz de llevarnos.

Para quienes sepan ya de su trayectoria crítica, tal vez le sorprenda esta tamización -sólo tamización- porque desde el principio, a mitad de cada serie fotográfica o al final de los dos vídeos que acompañan a la muestra, siempre va a sorprender dando un giro que puede que coloque todo del revés. Por mi parte no voy a revelar nada, ni en este sentido, ni en los tantos otros que propone esta muestra, porque prefiero que cada uno extraiga sus propias conclusiones, que vea lo que nos cuenta con imágenes JOSÉ LUIS TIRADO y que después se meta en los mismos jardines que se ha metido él, o haga como si no pasara nada, como si después de estas llamadas de atención, pudiera alguien quedar indiferente, y ya digo, esto no es nada si tienen la curiosidad de entrar en su web o ver sus películas gratuitamente en youtube.

José Luis Tirado: la calle revelada. Fotografías y cortos en el espacio Santa Clara

La exposición, comisariada por PEDRO JIMÉNEZ, de quien es también el magnífico texto del Catálogo que se reproduce en la original Hoja de Sala imitando la página de un periódico (diseñada por el Estudio Corondel), invita a compartir las fotos y la meditación que hace sobre ellas.

Formada por unas 250 instantáneas, se nos hace corta por su organización temática y cronológica (del 2014 al 19), está dividida en series:

La 1ª: “La Feria silenciosa” nos sitúa ante los “cacharritos” de la calle del Infierno, tapados con lonas una mañana de lluvia. La soledad, la desolación, ¡ay!, ¿cómo expresarlo? esa belleza de lo triste, de sensaciones tan antiguas como la melancolía, de lo que sabemos que fue, puede ser y es lo efímero. Junto a esta serie, se proyecta una película –un travelling de unos 10 minutos de duración –“El festín durante la peste”- donde la cámara va recorriendo lo que pasa en el recinto y en el interior de las casetas de la Feria de Sevilla: gente comiendo, bebiendo, hablando, fumando, pero no bailan, ni visten salvo unos pocos, los trajes típicos. “Se limita” a enfocar el ambiente, los seguratas, los asistentes a las fiestas, los representantes de la burguesía en lo que para JOSÉ LUIS TIRADO significa ese intento de trasladar la pieza teatral homónima de PUSHKIN, sin que necesariamente todo ese tinglado y lo que representa, tenga necesariamente que llegar a su fin. Al menos de momento no se espera, sino más bien todo lo contrario.

Es aquí donde el autor quiere poner el dedo en la llaga pues indiscutiblemente las fiestas tienen muchas miradas, y una de ellas es la visión crítica acerca de la hipocresía o de la sinceridad, de la autenticidad o la impostura, pero no quiero salirme del guion que nos imponen sus tomas y sus fotos. Por tano haré spoiler con respecto a la última escena, en lo que respecta a la única persona que sí nos mira. Sólo digo que ahí queda y que es otro de los puntos neurálgicos de la cinta.

La 2ª serie: “Catedral” se centra en las gitanas, cocheros, turistas haciendo fotos o selfies, la foto en la foto o de la foto. Por eso puede afirmarse que lo que hace JOSÉ LUIS TIRADO no es otra cosa que metafotografías, por todo el contexto que introduce en ellas. La relación de ternura con los caballos, los desplantes y poses de las pitonisas callejeras que leen en las manos el destino, como si no existiera en ello también algo de verdad, de duda, de engaño, de sorpresa, de magia. Radiografía social del centro histórico de la ciudad y sus construcciones emblemáticas. Estudio en imágenes de cómo vemos a los otros, de cómo nos vemos a nosotros mismos, y de cómo nos ven ellos a los residentes.

La 3ª son “Escenas” que pueden dividirse en 4 partes, que para no liarnos vamos a enumerar con letras.
A) Músicos callejeros, transeúntes, cantantes, bailarines o bailaores/-as, acróbatas, malabaristas ambulantes y demás fauna urbana en general, despliega su “arte” por la ciudad. Un acercamiento a esos “in-visibles” que sin ser la Sinfónica de Viena iluminan con sus acciones y melodías, el paso por el “Centro financiero y comercial” de la ciudad. Y aquí que cada uno extraiga sus conclusiones, porque una cosa es lo que se ve, y otra puede que lo que se piensa ante ellos o ante estas fotos.

B) Actividades lúdicas del río: deportistas, pescadores, pintores, aficionados o amateurs, gimnastas,...que establecen conexiones, modos de relacionarnos con el entorno, todo ello resuelto teniendo en cuenta tanto la geometría descriptiva como la atmósfera donde los capta.

José Luis Tirado: la calle revelada. Fotografías y cortos en el espacio Santa Clara

C) El mercadillo del Jueves en la calle Feria, donde compras y ventas, miradas, intercambios, vendedores, mercancías, tienen su correlativo en el documental que se exhibe adjunto “Fiebre”/ Fabrâ” filmado en el Charco de la Pava. Espacios que son exponentes de los tipos raciales más diversos, de las cosas más variopintas que podamos imaginar, de lo nuevo, lo viejo, lo usado, lo que funciona, lo que no, ...de la jerarquía piramidal, etnográfica, antropológica, sociológica, humanitaria, económica que también existe ahí como una extrapolación del estado en el que estamos, un mundo que no está aparte, sino convive con nosotros y que como va a ocurrir siempre en JOSÉ LUIS TIRADO, motivo para un análisis mucho más profundo. He utilizado las palabras estado y mundo con minúsculas. Por supuesto que pueden escribirse –deben- con mayúsculas.

D) Mendigos, cartoneros, chatarreros, las paradojas del ultracapitalismo y del infracapitalismo en el que estamos. Gente que vive en la calle. Los intocables de cualquier ciudad. Por ejemplo, Sevilla.

He dejado para el final las fotos por así decirlo “más neutras” donde deja patente sus años de oficio y maestría: paisajes urbanos que parecen escenografías cubistas, constructivistas, futuristas. Es por esto por lo que es tan compleja su fotografía: porque no deja atrás el arte, ni el valor documental, esas otras fuentes para estudiar en el presente y en el futuro esta época post-post-neo-neo-retro-retro.

Acabo con –el chiste fotográfico- de un perro orinando en la figura alegórica del Río Guadalquivir, obra del médico y escultor AGUSTÍN SÁNCHEZ CID, que la hizo para la E.I.A. de 1929 y que el abandono hizo que quedara aislada de su lugar de origen –la Fuente de los Conquistadores o del Sector Sur- porque me parece una metáfora entre jocosa y sarcástica de la ciudad. Una ciudad estudiada en, con y por las imágenes, con la realidad y sus reversos. Para nada una visión distorsionada: eso y muchas cosas más, es lo que hay.