La ciudad saludable debería estar libre de partículas y contaminantes

Debemos preocuparnos por la calidad del aire de nuestras ciudades en cada punto de las mismas. Y también velar porque haya árboles en una cantidad adecuada

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25 nov 2017 / 23:02 h - Actualizado: 25 nov 2017 / 23:02 h.
"En verde"
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La prensa de la ciudad ha recogido el hecho de la mala calidad del aire alcanzada en algunos momentos de la semana pasada, rebasándose los límites tolerados para determinados contaminantes. La meteorología no nos ayuda y agrava el problema que supone el tráfico motorizado para nuestras ciudades, muy especialmente las del sur de España. Existen en España ciudades con mayores problemas de contaminación, como Madrid, debido a la intensidad preocupante de tráfico motorizado rodado de carácter individual. Se manifiesta un potente anticiclón instalado sobre el conjunto de la Península Ibérica, lo que sumado a la sequía prolongada que se sufre en España este año y, como ya hemos indicado, el intenso tráfico rodado, han provocado que estos días hayan alcanzado valores no deseables algunos indicadores de calidad ambiental como el nivel de dióxido de nitrógeno y la concentración de partículas en el aire de las ciudades. La organización ecologista Ecologistas en Acción ha denunciado el tema y pide que los alcaldes de las ciudades afectadas establezcan acciones para evitar estas situaciones. La ciudad de Sevilla tiene instaladas, bajo el control de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, un conjunto de estaciones fijas de control de la calidad ambiental del aire. Las estaciones ubicadas en Santa Clara, La Ranilla y El Parque de los Príncipes, además de la de Alcalá de Guadaíra, registraron el viernes pasado una situación calificable como de mala calidad del aire. Según diferentes fuentes, al año en España hay entre 24.000 y 30.000 muertes evitables debidas a la mala calidad del aire en las ciudades. En Quito, en el mes de octubre de 2016, se ha establecido una nueva agenda relativa a la salud urbana, es decir, la salud pública referida a las ciudades en la reunión Health as the Pulse of the New Urban Agenda, bajo el auspicio de la Organización Mundial de la Salud (WHO). En sus conclusiones establece que no solo se trata de reducir meramente los factores para el riesgo de la salud en las ciudades, sino que se debe evitar todo el potencial de riesgo que podría existir en el medio ambiente urbano para que los habitantes de las ciudades puedan llevar una vida sana cada uno en su lugar, es decir, para que los ciudadanos puedan aprender, trabajar, jugar e interaccionar. Se pone de manifiesto en la reunión de Quito, tras la doble pregunta de por qué es importante la salud en las ciudades del siglo XXI y por qué el desarrollo urbano es importante para la salud y el bienestar, que las estructuras físicas y sociales de las ciudades, incluyendo sus estructuras de gobierno, son instrumentos para mejorar la salud pública y el bienestar. La vegetación urbana, muy particularmente el arbolado de las calles, influye en la depuración del aire mediante la eliminación de contaminantes atmosféricos, como el ozono, el dióxido de azufre, el dióxido de nitrógeno, el monóxido de carbono y las partículas en suspensión (PM10 y PM2.5). Los árboles urbanos son capaces de depurar el agua de la lluvia cuando alcanza sus copas, son verdaderos filtros que ayudan a que el agua que llega a los acuíferos esté más limpia de contaminantes y se reduzcan los futuros tratamientos de depuración. Por eso el árbol debe ser considerado como sagrado en la ciudad, cuidado con mimo y gestionado de forma adecuada, ya que es fuente de salud por su papel depurador del aire. No resulta admisible ninguna retirada de un árbol de la ciudad sin una causa justificada y si esto tuviese que ocurrir, con la justificación adecuada, su papel generador de salud debe ser compensado de forma clara. El árbol es salud y su ausencia genera enfermedad emocional o física. No es solo dar sombra, aun siendo esencial, su papel en la ciudad. El monóxido de carbono (CO) afecta a la salud humana por su capacidad de combinarse con la hemoglobina de la sangre para formar carboxihemoglobina, sustancia que reduce la capacidad de la sangre para transportar oxígeno. El dióxido de nitrógeno (NO2) es precursor en las reacciones que generan ozono troposférico (O3), muy dañino para la salud, junto con el propio NO2. Los niños y los asmáticos constituyen una importante población de riesgo. Las partículas en suspensión en la atmósfera urbana aluden a un amplio espectro de sustancias orgánicas e inorgánicas dispersas en el aire procedentes de fuentes naturales y artificiales. Se suelen medir como PM10 y PM2.5. Las partículas PM10, menores de 10 µm, denominadas partículas torácicas, pueden penetrar hasta las vías respiratorias bajas. Las partículas PM2.5, denominadas partículas respirables, menores de 2.5 m, pueden penetrar hasta las zonas de intercambio de gases del pulmón, pudiendo generar cáncer. Posiblemente las partículas son el problema ambiental más severo en nuestras ciudades por su incidencia en el tracto respiratorio y en el pulmón. Debemos preocuparnos por la calidad del aire de nuestras ciudades en cada punto de las mismas. Y también velar porque haya árboles en una cantidad adecuada, especialmente, en relación con gases y partículas, en las zonas con mayor tráfico. Una red, esencial por otro lado, de medidores de calidad del aire como tiene la ciudad de Sevilla, no recoge la realidad de todo el conjunto de la misma, ni la situación que se genera en un punto concreto, por ejemplo, por un cambio en la estrategia de movilidad. Por ello es necesario realizar medidas extendidas a todo el conjunto de la misma, con los indicadores adecuados. En caso contrario no se alcanza una imagen real de la misma, esencial para la salud de la ciudad. Actualmente, desarrollamos una tesis doctoral al respecto con investigaciones de Teresa Figueroa-Luque y sus colaboradores, bajo la dirección de Juan Ramón Lacalle, Ángel Vilches y Enrique Figueroa, de la Universidad de Sevilla. El Ayuntamiento de Sevilla, tiene en marcha un Plan de Acción de Calidad del Aire, donde se pretenden incluir medidas preventivas para no llegar a las situaciones de otras ciudades que requieren medidas correctoras, como es la limitación del tráfico en el caso de Madrid. Por otro lado el Alcalde de Sevilla, Juan Espadas, tiene un modelo de ciudad del que ya hemos hablado en esta tribuna, que se denomina Ciudad Saludable y que se está materializando con un proyecto piloto en la Avenida de El Greco, constituyendo una de las acciones de transformación de la realidad concreta de un barrio más innovadoras de las existentes a nivel nacional. Toda acción que realicemos en la ciudad encaminada a trasformar la realidad urbanística o de movilidad debería ser analizada con los indicadores empleados en la Avenida de El Greco, de acuerdo con el modelo de Ciudad Saludable. Dicho modelo esperemos sea exportado a otras ciudades en sintonía con la idea del propio alcalde de dar respuestas locales a problemas globales, cuestión que se debate en Foro Global de Gobiernos Locales de Sevilla, que se desarrolló el jueves y viernes pasado con asistencia de más de cien ciudades de 30 países del mundo. Sevilla marca el camino hacia un mundo de ciudades más saludables, ecológicas y sociales.