La consulta de San Lorenzo

Image
02 feb 2018 / 21:54 h - Actualizado: 02 feb 2018 / 21:59 h.
"La Azotea"

TAGS:

Decía Esquilo: «Las palabras son una medicina para el alma que sufre» y ocurre que a veces en la medicina se dan ambas situaciones, la facultad de curar y la virtud de convertir el trato con los pacientes en historias.

Hay un escritor que cura y que, a la vez, es médico que receta literatura medicinal, alivio para las penas del cuerpo y el alma tras una bata blanca por donde asoma la vocación de curar los males mundanos, de la misma manera que lo hace la literatura. De no ser por él, quien escribe nunca se hubiese atrevido a poner tres letras unidas con el fin de ser leídas. Cura para un alma, necesitada de ser liberada de tanto.

Entre mil cafés le he escuchado contarme cómo encestó el balón de su vida en la cancha de adoquines y cielos de plata que va de Teodosio a Trajano y de la cornisa de la casa de los Bucarelli a la calle Feria, un on the road a las sevillanas maneras, todo un recorrido de ausencias y presencias para este doctor escritor experto en sanar el espíritu de todos aquellos que encontramos alivio cerca de su bata blanca, su conversación agradable, su voz cálida y su amistad sincera.

El doctor Francisco Gallardo Rodríguez, entre cariño y agradecimiento, recoge sesenta años después lo que siembra; sesenta años contando atardeceres al compás de las campanas del reloj de San Lorenzo, ése que detiene el tiempo cada vez que alguien acude en busca de quien con su cruz al hombro, aguarda a la muchedumbre silenciosa que le habla con la mirada. Él les oye, como un médico a sus pacientes. Quizás ahí esté la verdadera literatura medicinal, en la consulta de San Lorenzo. ~