La Cultura de la Vida, una carrera de fondo

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09 sep 2016 / 20:25 h - Actualizado: 09 sep 2016 / 20:31 h.
"Religión"

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La Cultura de la Vida se define, desde hace veintitrés años, como el respeto a la naturaleza y, de una forma especial, el respeto a la vida humana, desde el primer momento de su fecundación hasta su final natural. Desde entonces, muchos profesionales e instituciones se han dedicado a hacer realidad este deseo, aunque sus resultados no se vean a corto plazo, se trata de una carrera de fondo.

Los avances científicos constituyen uno de los aliados más fuertes de la Cultura de la Vida. Hoy día la Ciencia nos da a conocer que el óvulo fecundado contiene toda la información genética que lo identifica como un ser humano, y además como un individuo concreto de la especie, con sus elementos diferenciadores, como el color de ojos o de piel. Esa única célula (cigoto) tiene toda la capacidad para desarrollarse y mantenerse en su ambiente, responder a estímulos y reproducirse, permitiendo su continuidad. A las treinta horas, la célula ya se ha multiplicado por dos. A los tres días, ya son dieciséis células. A los dieciocho días el corazón emite latidos. A los cuarenta y dos días, se detectan ondas cerebrales. A las ocho semanas, tiene ya todos sus órganos. A las nueve semanas, se ven sus huellas digitales.

El Derecho debe de acompañar a la Ciencia, actualizando sus grandes principios y ajustando toda la normativa a estas evidencias sobre la vida humana. La iniciativa legislativa europea «one of us» (uno de nosotros) para incorporar a la legislación europea la defensa del embrión humano, o las iniciativas legislativas populares, en cada una las Comunidades Autónomas, Redmadre en apoyo de la mujer embarazada, son buenos ejemplos.

Pero, sin duda, el mayor apoyo de la Cultura de la Vida son las iniciativas familiares, sociales, educativas, ecologistas, incluso artísticas, que ayudan a su difusión en esta carrera de fondo que es la vida