La democracia intoxicada

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02 jun 2017 / 22:56 h - Actualizado: 02 jun 2017 / 22:57 h.

¿Y si la ciudadanía estuviera perdiendo la confianza en la Justicia?, ¿y si la gente tuviera la impresión de que gran parte de sus gobernantes les está tomando el pelo? Si la respuesta fuera afirmativa, no solo por una observación directa de la realidad, ni por un volcado de las plantillas de tertulianos en la dirección opuesta, ni por el índice escaso porcentualmente de respuesta social por infinitas razones, sino porque las evidencias son tan medibles, tan abrumadoras, que cualquier indicador apunta que la insostenibilidad objetiva y contenida de este sistema, que está a punto de desmoronarse

Con luces cortas, largas, y con lentes para miopías interesadas, el país que vive la gente, que no disfruta de algún pedazo del supuesto estado del bienestar, reservado para minorías privilegiadas, va desde tirar la toalla y yo me busco la vida, pero para todo en todo. O justificar la corrupción, y vale no solo para ellos, sino también para mi, para Juan y María, y la ya mayoritaria, que ha toma conciencia del lema, hasta aquí hemos llegado en sus diferentes variables. Pero hoy, como en los tiempos de la dictadura de España, están identificados los responsables del empobrecimiento de España, del olor a podrido de esta marca, de quienes ponen al zorro a cuidar las gallinas y al lobo al frente de las ovejas, de quienes han comprado el voto cautivo no en las urnas, sino en más de una instancia del poder.

Es de novela negra con entrega diaria por capítulos, y como profecías auto-cumplidas aparecen sin tregua, episodio de lingotes de Oro, Panamá, Canal Isabel II, Moix y sus superiores, niños y mujeres asesinadas destinándoles calderilla presupuestaria, para simular detener esta barbarie, y por el contrario dinero, mucho dinero para comprar armas, disparándose el gasto en defensa un 32 por ciento más que el año pasado, o sea 0,9 por ciento del PIB. ¿Quién ha perdido el juicio en este país? Obviamente quienes están cometiendo estas atrocidades. Y ¿quienes más? les preguntaría yo a mi alumnado, y ante sus certeras respuestas de sentido común básico, yo les añadiría, y quienes lo consienten.