Los medios y los días

La democracia no existe

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05 jul 2019 / 07:21 h - Actualizado: 04 jul 2019 / 09:25 h.
"Los medios y los días"
  • La democracia no existe

En efecto, la democracia no existe, existen las votaciones, pero la democracia es un mito necesario como todos los mitos. La democracia lleva consigo que el humano se convierta en un especialista en ciudadanía democrática, lo cual exige hacerle frente al reto de observar, de estudiar, de saber, de informarse y formarse intensamente. Y nada más lejos de la sociedad actual que suele -mucho más- jugar con artilugios digitales que hincar los codos. En realidad, siempre ha sido así, cambian las herramientas con las que nos relajamos y si nos las quitan un rato como pasa cuando “se caen” las redes sociales, nos ponemos a gritar como niños a los que les arrebatan un juguete.

La famosa Atenas democrática no era tal, si bien es cierto que participaban ciudadanos atenienses en las resoluciones públicas, al final el absentismo era constante, algo parecido al caso de los llamados presupuestos participativos en Sevilla sólo que en el caso de Atenas las decisiones que se tomaban eran mucho más relevantes. Sin embargo, al final, una minoría de activistas democráticos que sabían muy bien lo que querían terminaron manejando a los demás.

Ahora tenemos un ejemplo de la necesidad del mito democrático. Sánchez no halla, por el momento, apoyos para ser presidente. Si sigue así tendrá que echar mano del mito, acudirá al “pueblo” y que el pueblo ponga orden con sus votos en una clase política patética y pardilla que no se diferencia apenas en nada sustancial pero que se organiza en “tribus”, como ha hecho siempre el ser humano, para darle gusto a una serie de jefecillos que creen tener el remedio a los males de su patria pero que, en realidad, están llevando a cabo una terapia personal con el ejercicio de su actividad política, una terapia por la que no sólo no pagan sino que cobran y bien aunque para ello tengan que finalizar sus mandatos coyunturales peinando canas. Pasar a la historia y arreglarse la vida, tanto ellos como sus seguidores en las distintas tribus, bien valen unas canas y unos follones entre ellos y la prensa. Aplicando la idea de León Felipe, los políticos son los payasos de las bofetadas que el Poder le coloca a la prensa para que no se distraiga con asuntos importantes y con ello origine que la gente sepa demasiado.

He ahí la utilidad y la necesidad de la democracia: su inexistencia. Ni Aristóteles ni Platón ni por supuesto Nietzsche ni el mismo Tocqueville creían en ella. Pero la soportaban como mal menor porque mientras más ilusión de ser democráticos tengan los ciudadanos, mejor se les pueden vender todo tipo de objetos, desde un palo de fregona hasta un coche, un detergente, un periódico, un programa de televisión, una película, un principio progresista, un videojuego o un candidato. En cuanto que estos candidatos, hoy ya electos, se den cuenta de que si Sánchez va a elecciones será peor el remedio que la enfermedad, cambiarán sus principios y dejarán que el líder del PSOE se siente en la Moncloa. Y seguirá el bien llamado “juego democrático” porque el Poder real así lo quiere.