Me entero un día por los medios de comunicación de que el 20 de noviembre en España ya no se puede recordar la muerte del Generalísimo Franco (vaya chulada, tener de mandamás no a un general sino a un generalísimo) porque lo ha prohibido el gobierno progresista del PSOE. Exaltación del dictador. Prohibido. A mí me enseñaron los que empezaron a llevar esto de la democracia –antes y a partir del óbito de Franco en 1975- que se diferenciaba de la dictadura en que en la dictadura no se podía elogiar a la democracia pero que en la democracia podían haber fascistas, franquistas y hasta nazis. Por lo visto no es así. Tomo nota para no señalarme. A este paso lo podemos prohibir casi todo: elogiar al liberalismo por las matanzas que propició durante el siglo XIX, por lo menos; a sectores de la socialdemocracia por haberlo acompañado en la Primera Guerra Mundial y por ser cómplice de los efectos perversos de la mundialización neoliberal, por lo menos. De manera que el PSOE ni desmembró ni desmiembra la estructura de poder que llevó a Franco a ganar la guerra primero y luego a gobernar España durante 40 años y ahora prohíbe que se le recuerde. ¡Siempre hacen lo fácil y se arrugan con lo difícil! Soy un privilegiado, he conocido la dictadura y ahora la dictablanda. ¿Conoceré la libertad de expresión algún día?