La economía del miedo

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29 ago 2017 / 21:37 h - Actualizado: 31 ago 2017 / 18:39 h.
"Laboratorio ciudadano"

Sí, tenemos más miedo que vergüenza. Por eso, estamos construyendo una sociedad miedosa, asustada por casi cualquier cosa de las muchas con las que a diario nos distraen los medios de comunicación y las redes sociales. Nuestros temores alimentan una economía del miedo que compra excusas y coartadas para crear una burbuja de falsa seguridad: bolardos, más presencia policial en las calles (en Francia se ha recurrido al ejército), proyectos para endurecer la legislación...

La vergüenza brilla por su ausencia cuando se pasa por encima de los problemas de fondo y las cuestiones fundamentales como la falta de coordinación entre las distintas administraciones públicas, la muy endeble colaboración entre las policías dentro de la Unión Europea, la brecha enorme entre las cifras de la ayuda al desarrollo y el comercio de armas, la supeditación de los gobiernos a los intereses de las multinacionales del petróleo.

Hemos presumido de no tener miedo y se ha cumplido el refrán: «Dime de qué presumes y te diré de qué careces». La manifestación de Barcelona se olvidó mucho de las víctimas, precisamente, por el miedo a la muerte que tenemos. Se optó más por el autohomenaje a nuestra respuesta que por el duelo, más por el no pasarán que por la llamada a la reflexión y al debate.

El discurso del odio se nutre de nuestros miedos individuales y colectivos y nuestra resistencia a la autocrítica, al examen de conciencia y a reconocer lo que hemos hecho mal a lo largo de la historia. Necesitamos practicar la memoria histórica, la memoria democrática, para que no siga engordando la economía del miedo. Porque todos hemos sido en algún momento el otro, el diferente, el distinto.