Viéndolas venir

La feria como unidad de medida

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Álvaro Romero @aromerobernal1
11 jun 2019 / 09:10 h - Actualizado: 11 jun 2019 / 09:12 h.
"Viéndolas venir"
  • La feria como unidad de medida

Han pasado las primeras ferias de la provincia, pero quedan muchas aún hasta que el verano se extinga... En todas ellas podemos ver una puesta en abismo, un reflejo de los cambios sociales de las últimas décadas. Cualquier feria, a la que tantas veces llamamos, y con razón, aldea efímera, no solo por lo del cartón piedra, funciona como síntesis de la sociedad en la que se enmarca. Como resumen y como termómetro, y eso que cada vez más pensamos en su anacronismo. Pues aún así.

Empiecen pensando en los carteles, por ejemplo. Cuántas mujeres artistas -pintoras y fotógrafas, principalmente- han dado el salto justo y necesario de musas a autoras. Cuántas flamencas congeladas son ahora cabezas pensantes que idean un cartel con mujeres, hombres o detalles y que solo luego de haber ganado los concursos de cartelería se colocan si quieren la flor en el pelo y se van al real.

Hubiera sido impensable hace solo una década, o dos como mucho, que una feria no tuviera su Reina de las Fiestas. Hoy, si no hay un rey paralelo, la elección parece una aberración machista.

Ahora empieza a parecer naturalmente justo que al menos uno de los días no haya ruido en la feria. Pasa lo mismo con los cohetes. Por determinados niños, y hasta por determinados animales. El caso es que la nueva sensibilidad permite que niños autistas y con otros trastornos puedan visitar sus ferias sin ser importunados.

Lo mismo con los ponis y el trato vejatorio a ciertos animales. Hoy cualquier niño mira ya con ojos distintos el caballito de veras que da vueltas en un carrusel. Porque los niños han aprendido que los animales no son juguetes mucho mejor que sus padres. A ellos tienen que seguir enseñando, como me enseña mi hijo cuando le digo que yo con su edad estaba deseando que llegara la feria para comprarme un trabuco. ¿Y a ti te gustaba eso?, me pregunta. Eso me pregunto yo, aunque entonces no me, nos preguntáramos nada. Las nuevas ferias nos están respondiendo todo de sopetón.