La flor de Voltaire

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20 ene 2017 / 11:49 h - Actualizado: 20 ene 2017 / 19:49 h.
"La Azotea"

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Decía Voltaire que el primero que comparó a la mujer con una flor fue un poeta y el segundo, un imbécil. Desde esta azotea vamos a celebrar un ocho de marzo en enero, tendiendo en el cordel con alfileres de orgullo, el ejemplo anónimo de algunas mujeres extraordinarias. Entre el flaco favor del vestido de Cristina Pedroche y el sonido de la válvula de la olla acompañando a la ecuación mental de compaginar familia y trabajo me quedo con el fregado sin hacer y el planteamiento de la comida del día siguiente de semáforo en semáforo. Dos niñas en edad escolar, trabajo, estudio y la carrera de obstáculos cuya meta es llegar lo más alto posible dentro de ella misma, una superación que avanza mientras la tortilla de patatas de la cena se hace cayendo en la cuenta de que ni siquiera se ha quitado los zapatos. Rocío estudia cuando su responsabilidad de madre se lo permite, añadiendo méritos a un currículum que ya de por sí, solo por su valentía y coraje, merecería ser expuesto en cualquier manifiesto reivindicativo acerca de la mujer, cuando tan difícil resulta seguir siéndolo sin morir en el intento. Tantísimas madres que trabajan sin descanso, tantas abuelas de tupperwares o tantas mujeres emprendedoras que estudian por pura inquietud, universitarias capaces de doctorarse y pasar tres meses en Suecia para completar unos méritos que la han llevado a conseguir estabilidad laboral y el dulce sabor de los sueños cumplidos conseguidos a base de tesón. Todo esfuerzo tiene su recompensa, y ahora que venga Voltaire a traerle la flor del reconocimiento, que se la merece.