La gran sentada del beticismo

El futuro del Betis judicializado sigue siendo convulso y en manos de los propios béticos está encontrar más pronto que tarde una solución que exigirá sacrificios, altura de miras, concesiones varias y, como casi todo en esta vida, dinero

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26 may 2015 / 18:36 h - Actualizado: 26 may 2015 / 18:42 h.
"Deportes","Real Betis","Más Madera","Ascenso a Primera División"
  • Los jugadores béticos entonan el himno del Centenario junto a Rafa Serna. / Manuel Gómez
    Los jugadores béticos entonan el himno del Centenario junto a Rafa Serna. / Manuel Gómez

A falta de dos jornadas para el final de Liga y con récord histórico de puntuación ya está de nuevo el Betis en Primera, y además como campeón. El objetivo ineludible de la temporada se ha cubierto con creces y tienen los béticos motivos suficientes para estar satisfechos y celebrar como lo crean conveniente, mientras hay que afanarse en poner las bases para que el siguiente objetivo pueda también hacerse realidad: no volver a bajar a Segunda división nunca más.

El de este domingo ante el Alcorcón ha sido el decimotercer ascenso de la historia del club verdiblanco (doce a Primera y uno a Segunda división). Ya no caben más rayas en su escudo, así que debe ser esta buena ocasión para hacer borrón y cuenta nueva y diseñar un ambicioso Betis para el futuro, un club que con ser capaz de estar a la altura de su dimensión social sería la envidia del panorama futbolístico nacional e internacional.

De todos modos, hablar de futuro en el convulso Betis del día, con múltiples juicios pendientes de resolución, denuncias cruzadas y bajo mandato judicial, parece una utopía, pero en manos de los propios béticos está encontrar más pronto que tarde una solución. La estabilidad del club lo demanda y de la generosidad y el sacrificio de muchos de esos béticos hoy alineados en distintas trincheras depende en buena medida el éxito a medio plazo del club verdiblanco, durante muchos años cortijo de un solo amo que a punto estuvo de llevarlo a la desaparición, detalle que conviene no pasar a la ligera por alto, ni a los mercenarios que de fuera vinieron para ser cómplices del orquestado proceso de liquidación.

Pronto empezarán a conocerse sentencias y resoluciones judiciales que deben ir aclarando, o no, el panorama societario de la entidad, aunque entre recursos, alegatos y recusaciones hay quien le echa al proceso seis o siete años más. Demasiado tiempo para que entre los propios béticos no encuentren antes una solución, que requerirá sacrificios, altura de miras, concesiones varias y, como casi todo en esta vida, dinero. El Betis está de nuevo en Primera, sí. Y para consolidarse y que no vuelva a salir de ahí es necesaria una gran sentada entre todas las fuerzas vivas del beticismo, que diría el bueno de Luis Aragonés. Juan Carlos Ollero y su consejo van por la senda correcta, pero el suyo es un camino lleno de minas que en cualquier momento pueden explosionar.