En La Algaba (Sevilla) los apagones se suceden desde hace unos meses. En Vegas del Genil (Granada) los microcortes del suministro son una constante de la vida del pueblo. En la primera semana de febrero de 2017 alcaldes de los municipios de Granada, Almería y Jaén, que piden la construcción de la línea de alta capacidad Caparecena-Baza-La Ribina, se reunieron con el consejero Maldonado para recabar el apoyo de la Junta de Andalucía a la demanda de la construcción de esa línea que ha dejado de ser prioritaria para el gobierno del PP.
La inseguridad energética en el medio rural es un problema que perjudica el bienestar de sus habitantes y lastra sus posibilidades de desarrollo porque las inversiones industriales requieren seguridad y calidad en el suministro eléctrico y los proyectos de parques eólicos o centrales solares y de biomasa necesitan buenas infraestructuras para evacuar su producción.
Endesa tiene que incrementar sus inversiones en Andalucía y adecuar sus redes a las necesidades actuales y futuras. Lo más grave de los últimos años de crisis ha sido el deterioro de la red eléctrica en el medio rural andaluz, donde también se han incrementado los enganches ilegales como consecuencia de la pobreza energética de muchas familias.
El desmantelamiento del laboratorio de energías renovables de Abengoa en Sevilla es otra evidencia del castigo que sufren las energías renovables en España, donde todavía no se ha conseguido la derogación del impuesto al Sol que castiga el autoconsumo y la producción de electricidad por las familias y las pequeñas industrias.
Hay que difundir más el serio problema de la inseguridad energética en muchas zonas rurales, porque ellas han amortiguado los efectos de las crisis para muchos miles de andaluces que se quedaron en paro en el sector de la construcción. Ahora es urgente frenar la desigualdad entre el medio urbano y el rural en todo lo que concierne al suministro eléctrico, porque no puede haber reindustrialización sin seguridad energética en todo el territorio.