La Madrugá y la dialéctica

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17 abr 2017 / 23:45 h - Actualizado: 17 abr 2017 / 23:45 h.
"Hispalíneas"

Tras los sucesos lamentables de la pasada Madrugá ha llegado el desconcierto y algunas de las cofradías de esa noche se han apresurado a proponer medidas tan alocadas como inútiles que, implícitamente, vienen a decir que es a ellas a las que los sucesos han afectado principalmente aunque, en realidad, no es así porque esos actos vandálicos, donde y cuando se producían, los han padecido tanto los nazarenos de las hermandades como el público que contemplaba su tránsito, o sea, las dos partes de esa relación hegueliana indisoluble que es la Semana Santa de Sevilla, producida en el piccolo mondo antico descrito por Antonio Fogazzaro.

La Madrugá siempre fue bipolar porque resume las cosmogénesis de todos los relatos mitológicos, no como las esculturas maravillosas pero estáticas de Fidias en el frontis del Partenon sino representadas de forma igual y distinta cada año. Es única y nadie consiguió plasmarla sino Sevilla. Ese mundo -como tantos otros- ha sido invadido por el consumismo que practican por igual los de una parte (las cofradías) y los de otra (el público) sin prever sus consecuencias en una sociedad donde las redes sociales han quebrado las reglas de la Moral. Como el Partenon, puede volar por los aires pero esa deflagración no la evitarán las medidas restrictivas; sólo el abracadabra que nuestro mundo es incapaz de pronunciar: SOSTENIBILIDAD. La Madrugá no la salvarán las vallas o la ley seca sino una profunda, muy, muy, muy profunda reflexión colectiva de las dos mitades de esa relación dialéctica que la componen.