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La maldición del genio

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24 sep 2016 / 09:52 h - Actualizado: 24 sep 2016 / 09:53 h.
"Pareja de escoltas"

Nada descubro si afirmo que la Hermandad de Santa Marta es un prodigio que no sé si nos merecemos en estos momentos de zozobra. La exquisitez de sus cultos, la limpieza impoluta de su capilla, sus obras de caridad dentro y fuera de nuestras fronteras, su procesión impecable (dando ejemplo hasta cuando tiene que suspenderla) hacen de ella un referente absoluto de nuestro tiempo. Y, en esa misma línea, ahora ha decidido conmemorar el centenario de uno de los genios de la imaginería, Luis Ortega Bru. Miren el programa y verán que nada queda al azar. La cultura y el culto se dan la mano de manera fecunda. Se recordará su obra por especialistas, pero, para que esto no sea considerado mera vanagloria de los mismos que lo celebren, también se harán oraciones por el alma del escultor, que esto es de lo poco que los vivos siempre podemos —y debemos— hacer por los difuntos. Las cenizas reposan al pie del Cristo de la Caridad, pero su sangre brilla todavía sobre la policromía nacarada del que es conducido al sepulcro. Sevilla, magnífica madrastra para tantos como aquí vivieron, va a intentar saldar una deuda hacia este Miguel Ángel de la madera que completó la más prodigiosa Piedad poniendo al Hijo muerto en el monte del Baratillo e hizo su propio Moisés erguido en ese Caifás que acompaña a su Cristo para Sevilla. Y un coro de apóstoles recordará por lo bajini lo que ya escribió Manuel Machado: «Y ser feliz y artista no lo permite Dios».