La mujer, un rentable negocio

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31 ago 2018 / 22:00 h - Actualizado: 31 ago 2018 / 22:00 h.

Es un ejercicio inútil empeñarse en blanquear la descarada realidad, al menos en lo que afecta directamente a las mujeres, sencillamente porque la desigualdad de género es la médula de una cultura ancestral, que se desarrolla desde que se nace. Se empieza contando que a los bebes los trae la cigüeña de París, y se termina diciendo que el abuelito, en lugar de morir, ha ido al cielo.

Y así, sin estridencias construyen la normalidad de este tramposo sistema. En el caso de la segregación por sexo, se aborda el proceso durante el embarazo, cuando la ecografía te dice si tendrás hembra o varón, entonces se configura el cosmos de la a y la o, y se prepara la tribu para comprar el primer marcador, que es el ajuar infantil rosita o celestito, cosa que se resuelve sin sudores, pues ya los inefables cómplices de los grandes almacenes, tienen por separado la ropita de niño o niña.

Estos entresijos están tan incrustados en el corazón de esta España, que el mandato sin fisuras de la división sexual, nuclea escuelas, hogares, cine, TV, fiestas patronales, y cualquier comportamiento. Por eso que haya uno o dos asesinatos machistas, como los recientes de Orihuela y Huarte, forman parte de la contabilidad asumida del Patriarcado, y las respuestas aisladas solo arañan la antesala del monstruo, engordado cada instante por las demoledoras cifras que configuran el negocio de las mujeres, más rentable que la industria del tráfico de drogas, o del comercio de armas.

Dos botones de muestra, España ingresa por prostitución 5.300 millones de euros al año, siendo el país europeo de mayor consumo. Ilustraría cualquier comunidad de forma similar, pero en el caso del País Vasco, el valor del trabajo doméstico no remunerado asciende a 21.342 millones de euros al año equivalente al 32, 4% del PIB, amén del trabajo igualmente no contabilizado de los cuidados de familiares. La huella de género, que mueve nuestro país convierte, la desigualdad por razones de sexo en la mina de oro a blindar.

Nos enfrentamos a una verdad incómoda, desnudarla significaría para quienes lo tienen todo atado y bien atado, además de perder mucho dinero negro, perder privilegios, votos y poder. Y puesto que ese suicidio no se va cometer, parece que las mujeres deberían tomar las riendas de sus destinos con las alianzas necesarias, de lo contrario se les está condenando a seguir siendo la mano de obra barata de esta fracturada sociedad. Por eso recordemos lo dicho por Alice Walker, la forma más común de renunciar al poder es pensando que no lo tenemos.