La pastora, su romería y su romera

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20 sep 2017 / 17:08 h - Actualizado: 20 sep 2017 / 22:18 h.
"Habla, Sevilla"

Cuando cada 8 de septiembre la Pastora Divina recorre Cantillana convirtiendo la villa en un altar mayor y permanente como son sus calles, cuando ese punto álgido llamado Martín Rey descubre la talla inigualable de Ruiz Gijón, o cuando llega -bien entrada la madrugada- esa Cuesta del reloj donde explotamos de júbilo los pastoreños... cuando todo eso llega, de alguna manera se le va diciendo adiós a la Pastora hasta el año que viene, y de alguna forma se le empieza a decir hola a su Fiesta mayor, empieza uno a saludar y a prepararse para La Romería de la Pastora de Cantillana. Una más, y van muchas desde que un 24 de abril de 1956 el Cardenal Arzobispo de Sevilla –Don José María Bueno Monreal– hizo suya la idea de erigir una ermita en el antiguo olivar de la Pola en los Pajares.

Debo reconocer que todas las Romerías son únicas e irrepetibles, y por ello todas son especiales. Esta lo será para la familia Pérez Sarmiento, mi familia. Ello es así porque no en todas las Romerías se tiene el privilegio de que coronen Romera Mayor a una sobrina -Gema Pérez Camacho- que junto con la Romera infantil y las Damas le dan color y calor al día previo de la Romería pastoreña.

Como todos los años al llegar a los Pajares brindaré con mi amigo Eduardo Barrera, pero en lugar de uno haré tres brindis. El primero (como siempre) por lo que ya no están con nosotros, el segundo por la Romera Mayor, y un tercero –el más sincero si cabe- por el abuelo de la Romera, Enrique Pérez Sarmiento, que los que lo conocíamos sabemos que hubiese disfrutado más que nadie.

A todos, buena Romería de la Pastora Divina de Cantillana.

Mientras tanto, ¡sé feliz! ~