El tópico antiguo: «La pela es la pela». Lo primero es lo económico. Pragmatismo frente a idealismo. Recientemente lo ha defendido el notario barcelonés Tomás Giménez Duart en El País. Es el hecho económico el que está detrás de gran parte del independentismo actual. Y es que «en España solo cuatro comunidades pueden ser solidarias por razón de sus rentas. País Vasco, Navarra, Madrid y Cataluña». Pero las dos primeras quedan excluidas por razón del cupo y la tercera tiene la compensación de la capitalidad. Queda solo Cataluña. Y es ahí donde hay que ofrecer soluciones. Por ejemplo, un sistema muy claro y comprensible por todos de aportaciones al fondo de solidaridad interterritorial y de recepción de los mismos.
El antitópico actual: «La pela nos la pela» (oído en un programa de radio). La independencia por encima de la cuestión económica. El sentimiento es más fuerte que el puro pragmatismo. Ni la fuga de bancos y otras empresas (1.600), ni la reducción de reservas turísticas, ni la ínfima calificación de nuestros bonos, ni la retención de inversiones, ni que nos quedemos fuera de Europa y del amparo del Banco Central, ni siquiera que la empresa de seguros de la Caixa haya rescindido los seguros de responsabilidad civil de políticos y altos cargos. No nos da igual, pero no nos hará retroceder.
¿Y qué dice D. Vicente? Pues que, de momento, ha triunfado el antitópico. Y que pasarán cosas. Y que transcurrirá un tiempo. Pero que, al final, ocurrirá lo único posible: que acabarán imponiéndose la legalidad y el pragmatismo.