Olvídense de soluciones violentas, de resoluciones judiciales y de diálogos imposibles entre unos y otros. Lo de Cataluña tiene tintes de resolverse por los tintes de lo que ha movido al mundo desde sus albores: la economía. La bandera de Brasil tiene como lema «ORDEM E PROGRESSO» y la de resto de banderas, y no solo la catalana, debería incluir el lema «LA PELA ES LA PELA».
Nos movemos por dinero y punto. Lo que te dice el corazón está muy bien, pero cuando la boca no tiene por donde engullir alimentos que lleven nutrientes a la sangre, no vale de nada un corazón sin cabeza. Y los resultados de esta crisis, donde algunos decían que no pasaría nada, ya se están empezando anotar en el bolsillo de algunos.
Bancos marchándose de Cataluña por la inestabilidad institucional, cruceros atracando en Valencia para evitar zonas de riesgo a sus clientes, empresas cambiando sedes sociales a otras ciudades de España que de la noche a la mañana ven aumentadas sus acciones en más de un 15 por ciento. Y esto es solo el comienzo.
Y es que los separatismos se notan en el bolsillo, por más que dijeran los ilustrados que no iba a pasar nada. Pues ahí lo tienen. Seguramente estos acontecimientos hagan, cuanto menos, pensar a más de uno que ya estaba convencido. Y es que la realidad puede ser más dura que los sueños. Pero claro, mientras haya quien lleve por lema «ME LA PELA LA PELA» en lugar de «LA PELA ES LA PELA» seguiremos estrellándonos contra un muro. No es que venga el lobo, es que ya está aquí.